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Federico Jiménez Losantos

Detrás de Ibarreche viene Zapatereche

Malo es el Plan Ibarreche. Peor es saber que el Presidente del Gobierno, para conservar el Poder, está dispuesto a aceptarlo como Plan Maragalleche. O sea, Zapatereche

Además de que Rajoy es un orador extraordinario y de que el PP es no sólo el único partido nacional que nos queda sino también el único verdaderamente democrático y leal a la Constitución, la humillante sesión dedicada al infame Plan Ibarreche ha dejado clara una cosa: que Zapatero tiene su propio Plan para desmantelar España, algo que podríamos llamar Zapatereche, y al que ha invitado a sumarse al caudillo separatista en cuanto se lo acaben de escribir, pasen las elecciones vascas y se recuenten los escaños.
 
Para ese plan, como para el de Ibarreche, no es imprescindible que los etarras dejen de matar. Más aún, es bastante conveniente que no dejen de hacerlo del todo, porque la claudicación del Gobierno español y la liquidación de la soberanía nacional son hechos tan graves que sólo pueden abordarse en función de un sobreentendido gravísimo: que a cambio de una independencia a plazos, la ETA nos dejará en paz. Que es, naturalmente, lo único que no hará la ETA, ferozmente criminal pero mucho más coherente que este PSOE de Zapatero.
 
Zapatero se prepara para echar toda la carne en el asador de la reforma, en realidad ruptura, del Estatuto de Cataluña, que, con toda probabilidad, supondrá la liquidación de la Constitución Española. Zapatero le ofrece a Ibarreche no una oposición sino un aplazamiento, para meter su plan en el mismo saco que el Plan Maragall y echárselo al hombro a esta vieja nación, que no puede con su alma y que está prescindiendo de su cuerpo, que si siente ni padece y al que la Izquierda quiere sumir en un sopor opiáceo, en una siesta infinita, en una perpetua negociación de su liquidación, hasta que ya no quede nada que negociar porque ya no quedará nada que liquidar.
 
Malo es el Plan Ibarreche. Peor es saber que el Presidente del Gobierno, para conservar el Poder, está dispuesto a aceptarlo como Plan Maragalleche. O sea, Zapatereche. Se ha abierto la caja de Pandora y Zapatero, para evitar su estrago, ha encendido el ventilador.

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