A mediados de los setenta, tras la ocupación del Sahara Occidental por Marruecos, se dio a conocer el independentista canario, Antonio Cubillo, y su MPAIC (Movimiento para la Autodeterminación e Independencia de las Islas Canarias), un grupo prácticamente inexistente pero que recurrió a la dinamita en algunas ocasiones. Cubillo estaba exiliado en Argel desde hacía algunos años y la entrega del Sahara a Marruecos le sirvió para lograr el generoso apoyo de la dictadura argelina dirigida entonces por el presidente Huari Bumedien y su partido único, el FLN, que le sobrevivió.
Los servicios de inteligencia argelinos, dirigidos entonces por el misterioso “coronel Hoffman”, pusieron a disposición de Cubillo las antenas de Radio Argel para que las utilizara a su modo y manera. Así nació una emisión, “Canarias libre”, dirigida a atacar, sobre todo, a España pero también a Marruecos y su empresa en el Sahara Occidental.
Cubillo se reveló como un excelente comunicador y su emisión radial, aunque era un disparate, logró bastantes oyentes en la península y en el archipiélago. Cubillo consiguió –con el inestimable apoyo de la dictadura argelina– que su “movimiento” entrase como observador en la OUA (Organización de la Unidad Africana) e incluso llegó más allá: logró que en varias cumbres de la OUA se instara a España a “descolonizar” Canarias previas negociaciones con el MPAIAC. Aquel disparate preocupó en extremo al entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, que mandó a varias delegaciones para que invitaran a la OUA y esta organización enviase una delegación a Canarias. Dicho y hecho. La delegación africana visitó las islas y terminó su misión con una conclusión tan pintoresca como verídica: “en Canarias no hay una situación colonial y tampoco hay negros”.
Argelia quería castigar a la naciente democracia española por el “abandono” del Sahara cuando Franco agonizaba y, hasta cierto punto, le dio resultado, pero la situación no podía eternizarse y cuando el PSOE llegó al poder envió a Alfonso Guerra a Argel para que convenciera al “coronel Hoffman” de que el país magrebí debería escoger entre unas relaciones correctas con España o el mantenimiento de Cubillo y su emisión. Una semana después del viaje de Guerra, Cubillo se quedó sin radio y, aunque posteriormente fue víctima de un atentado de motivaciones y financiación todavía oscuras, dejó de jugar el papel de dirigente de un “movimiento de descolonización” que le otorgaron sus anfitriones argelinos.
El pobre Cubillo regresó a Tenerife en los años ochenta en silla de ruedas y, como era de esperar, no vendió una escoba. Su “Congreso Nacional Canario” no existe prácticamente y debe competir con otros grupos independentistas, también inexistentes y sin presencia política alguna. Pero al menos uno de estos grupos, el FREPIC-AWAÑAK parece haber logrado cierto apoyo por parte de… Marruecos, que pretende con ello –según el “modelo Perejil”– tentar la suerte y de paso, a modo de señuelo, chantajear el Estado español con esta irresponsable iniciativa.
Todo el mundo sabe en Canarias que las actividades –mínimas– de este grupúsculo pro-marroquí e independentista canario cuenta con la financiación marroquí, algo que, por cierto, ni siquiera oculta en sus manifiestos y “remitidos” a la prensa. Parece más que dudoso que tal apoyo sea iniciativa privada del Cónsul marroquí en Las Palmas que debe trabajar en un ambiente hostil: la sociedad canaria apoya al Polisario y hay organizaciones de solidaridad con el Sahara hasta en las localidades más pequeñas del archipiélago como sucede en la península.