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Fundación Heritage

Por los valores judeocristianos XX

En nuestra era, sólo los valores laico-izquierdistas compiten con los judeocristianos en el campo de batalla intelectual. En realidad no hay otras doctrinas viables que guíen a la humanidad al empezar el siglo XXI.

Dennis Prager

En la mayoría de estos ensayos en defensa de los valores judeocristianos, los he contrastado sólo con los valores izquierdistas: laicismo, progresismo, socialismo, humanismo y ecologismo.

Lo he hecho así por dos motivos.

Primeramente, los valores laico-izquierdistas son los valores dominantes de las élites en el mundo entero. Si los editores de los principales periódicos del mundo se reunieran, estarían de acuerdo en casi todos los asuntos morales y sociales. Lo mismo es cierto sobre los académicos del mundo, sea en Estados Unidos, Latinoamérica, Europa o Asia.

Segundo, los valores laico-izquierdistas son la única alternativa viable a los valores judeocristianos. En este momento, hay tres ideologías compitiendo por la aceptación humana: La ideología laico-izquierdista, la judeocristiana y la islámica.

Pero actualmente el Islam no cuenta en la lucha por ganarse el espíritu humano. Fuera (y hasta dentro) del mundo musulmán, el Islam gana terreno mayormente a la fuerza. Sí que hay quienes se convierten al Islam por verdadera convicción, pero por lo general, cuando el Islam gana terreno o si logra el poder en una sociedad no musulmana lo hace a la fuerza o con amenazas de usar la fuerza, por ejemplo en Sudán, Tailandia, Filipinas, Nigeria o a través una gran inmigración de musulmanes como, por ejemplo, en Europa Occidental. Su expansión contemporánea no se debe al poder de su encanto intelectual y mucho menos al historial de sus contemporáneos avances sociales o morales.

Hubo una época cuando el Islam atraía intelectos no musulmanes y puede que algún día sea así nuevamente. Pero hoy compite con los valores judeocristianos y los laico-izquierdistas primordialmente por su poder numérico y sus elementos violentos.

En nuestra era, sólo los valores laico-izquierdistas compiten con los judeocristianos en el campo de batalla intelectual. En realidad no hay otras doctrinas viables que guíen a la humanidad al empezar el siglo XXI. Y esto es lamentable. Porque aunque creo en la superioridad de los valores judeocristianos, la competencia siempre viene bien. Además, estoy preocupado al ver que una amplio segmento de la humanidad simplemente no tiene ningún código moral sólido.

Una alternativa, en teoría, es la religión oriental. Como he estudiado budismo bajo la tutela de un notable budista, he llegado a respetar el budismo y lo relacionado con el pensamiento oriental. Algunos de sus elementos, como el de esperar poco o nada, me han sido muy beneficiosos y los cito en mi libro sobre la felicidad.

Pero el budismo y los sistemas de valores orientales relacionados con él no son competidores en la tarea de moldear la humanidad. A nivel práctico, el budismo pierde terreno ante el laicismo incluso en Asia. Y en Occidente un porcentaje minúsculo de la población lo toma en serio y a menudo es de una manera tan occidentalizada que se convierte en irreconocible para los asiáticos que lo practican. A nivel filosófico, el budismo es una filosofía diseñada más para llegar a un despertar espiritual que una forma social de vivir para combatir el mal y promover el bien.

También tenemos –o teníamos— comunismo, marxismo, marxismo-leninismo y estalinismo. La mayoría de la élite intelectual vivía seducida por esas ideas de la misma manera que las ideas izquierdistas lo hacen hoy. Esa seducción es lo que inspiró a George Orwell a escribir que algunas ideas son tan estúpidas que sólo los intelectuales se las pueden creer. Pero gracias al colapso de los regímenes comunistas de la Unión Soviética y la Europa del Este tienen mucho menos atractivo del que alguna vez tuvieron. Algunos en Hollywood siguen idolatrando a Fidel Castro y el Ché Guevara es chic entre los moralmente neutros pero el marxismo no es una alternativa viable para la humanidad.

Llegamos al punto en que lo nos queda son los valores judeocristianos y los valores laico-izquierdistas. Como ya mencioné antes, los valores laico-izquierdistas son los que reinan entre las élites del mundo. Pero para la persona son tan frustrantes y moralmente tan confusos que no pueden funcionar. Esperemos que Europa Occidental despierte algún día a esta realidad al ver que sus economías socialistas fracasan y cuando se dé cuenta que no se puede luchar contra la fe religiosa (el Islam radical) sin tener ninguna fe (laicismo).

Eso nos deja con los valores judeocristianos.

Es urgente que defendamos nuestro caso. La mayor parte de la humanidad tiene poca o casi ninguna base religiosa o moral. Muchos de los más de mil millones de chinos, por ejemplo, tienen ancestrales lazos emocionales con el confucionismo pero el paso de cada año, esos lazos se debilitan. Y la combinación de un clamoroso nacionalismo y una ética de voracidad por el dinero está reemplazando esos lazos. Es una aterradora combinación amoral.

Los valores judeocristianos no sólo representan el mejor sistema de valores para la humanidad; es el único sistema viable. Si no lo fomentamos, lo que vendrá es el caos moral. Sin embargo no se puede fomentar lo que uno no sabe qué cosa es.

©2005 Creators Syndicate, Inc.
Traducido por Miryam Lindberg

 

Dennis Prager es periodista y comentarista radiofónico muy respetado en Estados Unidos, su programa se transmite desde Los Ángeles diariamente desde 1982. Sus artículos aparecen en grandes publicaciones americanas como The Wall Street Journal, Los Angeles Times, Townhall y el Weekly Standard, entre otras.

Libertad Digitalagradece aDennis Pragery a laFundación Heritageel permiso para publicar este artículo.

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