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Agapito Maestre

Integración política y voto inmigrante

Los inmigrantes devolverían con su voto el favor que el PSOE les ha hecho dejándoles votar, aunque estén y vivan aquí gracias a las políticas económicas y sociales del anterior Gobierno del PP

Cuando el periodismo es Ilustración, uno desea escribir sub specie temporis sin importarle nada la inmortalidad, que si alguien la alcanzara, como dijo el clásico, será por accidente. Esa fue mi primera impresión nada más leer el magnífico trabajo de Víctor Gago, en Libertad Digital, sobre el derecho al voto de los inmigrantes no comunitarios. Gracias a este texto me percaté de que, lejos de vivir en una época ilustrada, estamos en plena Ilustración. Este artículo es una pieza maestra llena de información, reflexión sobre esos previos datos informativos y un ejercicio ejemplar de autocrítica sobre los límites del saber propuesto, o sea, del concepto defendido por el columnista.
 
Porque poco, casi nada, tengo que objetar a este espléndido trabajo, sólo puedo abundar en algunos de sus argumentos y, quizá, observarle que la cosa no va tan deprisa como el amigo Gago supone. Digo que la cosa no irá tan rápida, primero, porque no era ni es una "prioridad del PSOE", segundo, porque el PP aún tiene muchas bazas no tanto para retrasar el proceso, que ya es largo de por sí para estar listo en 2007, como para que salga una ley digna de una democracia avanzada y no de sistema electoral que reduce la democracia a un viejo mecanismo censitario: vota quien paga. Además, sospecho que la proposición no de ley presentada por el PSOE e IU para que los inmigrantes no comunitarios puedan votar y ser elegidos en las municipales de 2007 es, seguramente, una cortina de humo, una maniobra de distracción, para que no se ataje de verdad el problema de la inmigración legal e ilegal en España.
 
Sin embargo, contemplando otros escenarios, tampoco descarto que la presentación en el Congreso de esta proposición sea una "caricia", un "brindis" retórico, a los inmigrantes, en fin, un abrazo del oso socialista al potencial cuerpo electoral formado por los llegados a España a trabajar y acaso integrarse en nuestro sistema político. Se trataría de una operación más de agitación y propaganda para llenar en el futuro la saca de los votos socialistas: los inmigrantes devolverían con su voto el favor que el PSOE les ha hecho dejándoles votar, aunque estén y vivan aquí gracias a las políticas económicas y sociales del anterior Gobierno del PP.
 
Lo grave de esta propuesta es que las dos hipótesis, cortina de humo o realidad, son plausibles, entre otras razones porque el PSOE "gobierna" sólo a golpes de encuestas y si en el futuro próximo apareciese un estudio de opinión que apuntase mayoritariamente el voto inmigrante hacia el PSOE, no les quepa la menor duda de que el Gobierno hará todo lo posible para que los inmigrantes voten en el 2007. Este es el segundo supuesto de Gago, incluso utiliza unas encuestas que marcan esta tendencia, que le lleva a pensar que el PSOE se ha adelantado, otra vez, al PP para ganar las próximas elecciones municipales. Es posible que tenga razón el articulista, aunque contra su propio hipótesis, que a veces es presentada como tesis, pone el caso adverso de Francia, donde el PSF de Mitterrand intentó eliminar al centro y la derecha a través de una operación similar creando una bolsa de votos de extrema derecha que le hicieran perder fuerza a la derecha y, a final, casi acaba eliminando al propio partido socialista, porque los votos de Le Pen salían de los viejos votantes del PSF...
 
En cualquier caso, creo que cualquiera que defienda la democracia como algo más que un sistema electoral, o sea, como una forma de vida tendrá que valorar, por encima de otros buenos argumentos que también esgrime el autor, aquél que critica la reducción de la ciudadanía a un sistema de impuestos. En esto a ningún liberal, ni en el pasado ni el presente, se le puede acusar de "censitario" o economicista, porque siempre han defendido la ciudadanía inserta en una tradición, historia y contexto político, en definitiva, en una nación democrática, que no puede superarse con el poder del dinero. Eso sería tanto como matar la política.
 
Por todo eso, Gago es muy certero al decir que quienes proponen el voto para los inmigrantes no comunitarios "utilizan el argumento de una democracia censitaria, basada en el principio de que 'quien paga impuestos, tiene derecho al voto'. Los derechos y obligaciones de ciudadanía reducidos a la condición de contribuyente exponen un flanco insostenible, que la oposición del PP no ha sabido o no ha querido formular. La motivación de la iniciativa implica que la condición de ciudadano es una contraprestación que puede comprarse y que depende de los ingresos del beneficiario, como los servicios sanitarios o educativos que pagamos con nuestros impuestos. Implica que los españoles nativos no son soberanos por compartir una historia, una lengua y unas tradiciones, sino por haber comprado mediante impuestos el derecho a decidir. Implica que quien no paga impuestos no decide."

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