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José Antonio Martínez-Abarca

Así habló Campmany sobre Gómez de Liaño

Me contó Campmany una versión de los hechos, la que ahora denuncia el Tribunal de Estrasburgo, que deja la falta de amparo del Tribunal Constitucional hacia Gómez de Liaño casi como una anécdota sin importancia.

Todavía vivía Jaime Campmany. Fue en una comida junto al maestro de articulistas y su esposa en ese restaurante que Josep Plá puso a parir en sus diarios, el "Rincón de Pepe", "caro y malo", y en el que el gastrónomo catalán, presa de la desesperación y contraviniendo sus prédicas, acabó a los postres con un industrial helado de "Frigo". Todavía vivía Jaime Campmany, quien aún no sabía que el entonces todavía juez Gómez de Liaño, su amigo, acudiría en su día a su entierro. Precisamente la comida iba sobre el reciente caso del juez, del que Campmany había conocido desde muy cerca.

– Aznar no se ha portado bien...

Me contó Campmany una versión de los hechos, la que ahora denuncia el Tribunal de Estrasburgo, que deja la falta de amparo del Tribunal Constitucional hacia Gómez de Liaño casi como una anécdota sin importancia. Ahora bien, fue mucho más lesiva para él, devastadora, fue la absoluta falta de amparo en que lo dejó el Gobierno de la nación. Como el "capitán araña", el Gobierno dio vía libre al encausamiento del empresario Jesús de Polanco por irregularidades contables en Canal Plus únicamente hasta que éste se enfadó un poco. Entonces, sólo quedó un hombre (y una mujer, la querida, que llamaban enEl País, la fiscal Márquez de Prado) frente a la espantosa maquinaria políticomediática que convierte a los hombres en albóndigas, que escribiría Manuel Vicent refiriéndose a una empresa muy distinta. Claro, lo habría hecho de todas formas. El juez Liaño habría actuado de idéntica forma de saber que no vendría nadie más detrás de él. Incluso de saber que a todos, incluido el Gobierno de Aznar, los tendría enfrente, en amor y compaña; y cobardía.

La única cabeza que rodó ignominiosamente en aquellos años no fue la del dirigente catalán del PP Vidal-Quadras. Es bueno recordarlo ahora que el Tribunal Europeo certifica que en España la justicia no es homologable a la de la democracia. Esto aunque algunos de aquellos protagonistas hayan muerto y ya no les sirva para nada haber demostrado que ellos mandaban por encima del Estado, o sustituyendo al Estado, y que no había cojones para quitarles a ellos el pasaporte ante el riesgo de fuga. El pasaporte de estos personajes lo retiró para siempre no la Ley sino la Parca, que ya es triste que en este país la única justicia que va quedando sea la del juicio final.

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