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Matías Jove

Fidel ya no es hombre del tiempo

El Castro meteorólogo pasó horas perorando sobre la intensidad de los huracanes, dando consejos sobre cómo combatirlos, anunciando sus daños y corrigiendo a los expertos.

Me dicen que Fidel Castro esta vez no lo ha podido hacer. No ha sido capaz. Nadie puede con las leyes de la naturaleza, y la misteriosa enfermedad que le mantiene fuera de juego desde hace más de dos años no le ha permitido librar a Cuba del devastador huracán Ike.

Me lo contaba un amigo que visitó la isla cuando estaba siendo azotada por el huracán Dennis. Él era consciente de su imprudencia. Viajar en coche por la Carretera Central, que une la ciudad de La Habana con Oriente, a unas horas del ataque del poderoso Dennis era algo sumamente peligroso. Por eso iba muy pendiente de los partes que los noticiarios públicos iban retransmitiendo regularmente.

De pronto, escuchó una voz que le resultaba familiar: era el propio Fidel Castro convertido en hombre del tiempo. Estaba furioso porque los meteorólogos habían citado una fuente de Miami, el Imperio, y eso equivalía a arrodillarse a los intereses del capitalismo. El Castro meteorólogo pasó horas perorando sobre la intensidad de los huracanes, dando consejos sobre cómo combatirlos, anunciando sus daños y corrigiendo a los expertos. Éstos, temerosos de llevarle la contraria al dictador, admitieron su error: debían haber consultado antes al Comandante en Jefe, experto en meteorología, cría de cabras, economía, dengue y cualquier otra materia sea cual sea su dificultad.

A nadie le extrañe. Cuba no es más que la caricatura del socialismo y éste es, en definitiva, el sistema por el cual se niega la iniciativa de las personas en aras de un bien superior: el que establece el que gobierna. Los socialistas admiten que una mente superior, capaz de dirigir al pueblo a un destino, dirigirá sus destinos mejor que ellos mismos.

Sin embargo, cuenta mi amigo, el Dennis pasó dejando tras de sí cerca de veinte muertes y cuantiosos daños materiales. Castro falló en su previsión y con él los expertos que no pudieron llevarle la contraria. Ni Castro puede con las leyes de la naturaleza. Que se lo cuenten a Oswaldo Payá, que después de dos décadas de persecución celebra el veinte aniversario de su Movimiento con el respaldo de 25.000 cubanos. El huracán de la libertad en Cuba es imparable.

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