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Antonio Robles

A vacas flacas, nacionalismo al descubierto

ERC subvenciona la suscripción temporal a un medio de prensa escrita para promocionar la lectura de diarios de pago entre los jóvenes catalanes. Curiosamente, y a pesar de que están todos los grandes periódicos, no aparecen El Mundo, La Razón y ABC.

No hay mal que por bien no venga. Lo que el sentido común no ha logrado, están a punto de hacerlo las vacas flacas de la economía. Durante años, una sociedad catalana ociosa y endiosada ha malcriado a una generación de políticos adolescentes. A lomos del nacionalismo, han derrochado energías y presupuestos en actividades no productivas. A espaldas de la sociedad del conocimiento, la investigación, el desarrollo y la innovación, han vivido en un eterno recreo. Las viejas estructuras industriales que dieron lustre a la región más desarrollada de España en el siglo XIX y XX han devenido antiguallas o han sido deslocalizadas. Cataluña ha pasado de ser la primera potencia económica de España a ocupar el tercer puesto. Mientras tanto, el nacionalismo, creaba mitos y convertía la escuela y la atmósfera social en una eterna cruzada lingüística.

La obsesión nacional subvencionó cientos de asociaciones que replicaban la frivolidad gubernamental. A la vuelta de casi tres décadas, una sociedad laboriosa y responsable ha devenido en folklórica y rentista. Vive del negocio nacional. Pondré tres ejemplos, los últimos. Tres subvenciones: Los 5.859 euros de las escuelas La Bressola en Francia; los tres millones para fomentar la lectura ó los 107.000 a Caprabo.

Mientras el último informe de la Fundación Jaume Bofill, conocido ayer, pone a los colegios públicos de Cataluña a la cola de las calificaciones de todos los países de la OCDE (a excepción de Grecia), el vicepresidente, Carod Rovira, gasta 1.771 euros más por niño francés subvencionado a través de la Fundación La Bressola, que escolariza 600 alumnos en catalán en el sur de Francia, que por niño catalán de nuestras escuelas públicas. En total 3.515.894 millones de euros. La cuestión es hacer país, construir una nación; incluso más allá de nuestras fronteras. La lengua solo es un instrumento.

El Plan de Fomento de la Lectura 2008-2011 para chicos/as de 18 años impulsado por la Consejería de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat de Cataluña, dirigida por el republicano Joan Manuel Treserras, subvenciona la suscripción temporal a un medio de prensa escrita para promocionar la lectura y el consumo de diarios de pago entre los jóvenes catalanes. Curiosamente, y a pesar de que están todos los grandes periódicos, no aparecen El Mundo, La Razón y ABC, los tres con ediciones en Cataluña. Por supuesto, sí están periódicos y revistas que recogen el imaginario nacionalista, pero no hay ninguna publicación científica, cultural o deportiva neutral, como Muy Interesante, por poner un ejemplo. Tres millones de euros costará la campaña. Loable también, pero diseñada no sólo para fomentar la lectura, sino también para encarrilar a los jóvenes a unos medios y no a otros.

Por su parte, la Consejería de Agricultura, Ganadería y pesca que preside Joaquín Llena ha desembolsado 107.000 euros a la cadena de supermercados Caprabo para promocionar determinados productos catalanes. El estupor ha sido mayúsculo, ya que el Gobierno de la Generalitat ha decidido subvencionar a una cadena y no a otras ni a pequeños comerciantes. Además, deja in albis a los productores en origen. ¿Por qué? Llueve sobre mojado. Puede que no haya sido por esta razón, pero a nadie se le escapa que Caprabo es un grupo empresarial que apoya al nacionalismo catalán y que Eroski, que se ha hecho con el 75% de sus acciones, pasa por hacer lo propio con el nacionalismo vasco.

Estas pequeñas pero constantes frivolidades han constitutito buena parte de las preocupaciones de las fuerzas vivas de Cataluña. Las vacas flacas acabarán por enmendar en Cataluña lo que no hemos conseguido ni los gobiernos de España, ni los tribunales ni la sociedad civil. Optimista que está uno.

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