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Pequeños polpotistas morfosintácticos

El fundador de AP podría explicarle en su gallego de piscifactoría al Muy Honorable por qué sabe inconstitucional imponer que todo el mundo farfulle la lengua vernácula, tal como ordena, taxativo, el Estatut.

Pitufito dijo el día 24 de Mayo de 2010 a las 17:15:

No hay de qué sorprenderse, llevamos desde siempre con la Constitución siendo incumplida sistemáticamente por la basura legislativa posterior, que conjuntamente con la lectura progre de los derechos que les peta da un resultado lamentable.
Así el derecho a la vivienda se convierte que a algunos les tenemos que regalar una y el resto se ve impedido a construirse la suya, así tenemos un urbanismo que quita o da derechos dependiendo del tamaño de la saca.
O una justicia penal que sólo mira por la reinserción del delincuente, ante el fracaso obtenido no sé si será la reinserción en el gremio de los delincuentes.
En fin, para que nos molestamos, mientras no se condene penalmente a los legisladores que legislen en contra de la leyes de rango superior a sabiendas, pues no habrá nada que hacer, pues durante el tiempo que el TC la tarde en tumbar se tendrá que cumplir y como sale gratis pues el legislador lo volverá a hacer y si no la nueva ley de tráfico que vuelve a coaccionar con nega el derecho a reclamar con el camelo del 50%.

berkelio dijo el día 24 de Mayo de 2010 a las 16:20:

Esta esperpéntica situación, en la que el idioma mayoritario de Cataluña, el único que todos hablan y entienden, está rigurosamente excluido de la vida pública, sólo es posible por la cobertura cómplice que el gobierno español proporciona al catalán. Si no fuera por esta cobertura, la población castellanohablante de Cataluña no persistiría en su pasividad suicida. Es la falsa tranquilidad de sentirse apoyado en última instancia por el gobierno español, y sentir al gobierno catalán como "meramente" autonómico, lo que hace que los castellanohablantes acepten sin rechistar su absoluta exclusión de la vida pública de Cataluña. Para acabar con esta farsa, ya que no podemos confiar en los políticos españoles, el único camino es promover la independencia de Cataluña: sólo así los nacionalistas perderán la cobertura cómplice de que ahora gozan, y los castellanohablantes despertarán de su actual modorra de pasividad e inercia.