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Guillermo Dupuy

La Universidad de Valencia y la huelga del coño

Todo es poco para lograr esa "gran revolución" de la que nos hablaba hace unos días el rector de la Universidad de Valencia, consistente en que "las universidades sean visualizadas como actores claves y estratégicos" en el "cambio del modelo productivo".

Resulta reconfortante saber que, aun en medio de la crisis, no se le escatiman recursos económicos a esos templos del saber que constituyen las universidades públicas de nuestro país. Sólo las valencianas percibirán 7.000 millones de euros en el periodo 2010-2017, un importe equivalente a la mitad del presupuesto de toda la Generalidad para el próximo año y que supera con creces la inversión del AVE entre Madrid y Valencia.

Todo es poco, sin embargo, para lograr esa "gran revolución" de la que nos hablaba hace unos días el rector de la Universidad de Valencia, Esteban Morcillo, consistente en que "las universidades sean visualizadas como actores claves y estratégicos" en el "cambio del modelo productivo tan necesario en el contexto de una economía basada en el conocimiento".

Buena prueba de esa "gran revolución" lo constituye las "IV Jornadas Feministas, Somos malas, pero podemos ser peores" que acoge estos días la Universidad de Valencia y que organizan "Acontracorrent", un movimiento de IU de la capital autonómica.

El nivel académico, tanto del profesorado como de las materias a impartir, es simplemente impresionante: el primer bloque de estas Jornadas lleva por título "Transmaribolleras vivas y combativas", y se divide en dos lecciones magistrales que llevan por título "Genealogía Trasnsfeminista. Aquí está la resistencia trans." y "(Des)identidades feministas".

El título del segundo bloque, desde el punto de vista del conocimiento innovador y estratégico, resulta aun más estimulante: "¿Y para cuándo una huelga del coño?". Se divide en dos conferencias, una dedicada a "Sexo, clase y raza", y la otra a "Pero este trabajo yo para qué lo hago. Estudio sociológico sobre los malestares ocultos de algunas precarias conscientes".

Impartidas por activistas transfeministas y profesoras de sociología, todas ellas de primer nivel, ignoro, sin embargo, si alguna de ellas es la joven que aparece en los carteles que publicitan las jornadas y que empapelan, no sólo las paredes de la Facultad de Económicas donde estas se imparten, sino las de toda la Universidad. Lo digo porque la joven aparece en el cartel con el pelo muy corto, con un pañuelo que, hasta los ojos, le oculta la cara, con las tetas al aire y portando un pene de goma. No sabría decirles.

Lo que sí les puedo asegurar es que el carácter transgresor e inconformista, ese que amplía las fronteras del conocimiento, queda muy bien identificado en el dibujo del coctel molotov que, dirigido "contra el hetero patriarcado", aparece en el cartel, un poco más arriba de donde se agradece, en catalán, la colaboración de la Universidad de Valencia.

Pero si hay algo que va a facilitar que "las universidades sean visualizadas como actores claves y estratégicos" en el "cambio del modelo productivo", tal y como desea el rector valenciano, es, sin duda, el lema de estas jornadas: "Soy puta, soy negro, soy moro, soy sudaca, soy mujer. El diferente eres tú, IMBÉCIL". Desde aquí, le pido al rector que utilice este impresionante lema como nueva divisa de su Universidad en sustitución de los reaccionarios latinajos de costumbre.

Finalmente, aprovecho la ocasión, para sumarme a los y las organizadores (as) de estas formidables jornadas académicas, para volver a preguntar, con voz bien alta, "¿Para cuando una huelga del coño?". Como ve, Excelentísimo y Magnífico Señor Rector, no nos basta con la huelga del cerebro.

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