en Catalán no existe el "de que", por lo que yo pienso que el dequeismo es de origen catalán al intentar ponerse finos al traducir al castellano.
Es similar a lo que les ocurre a lo asturianos que hablan siempre en pretérito indefinido (yo comí) y que, cuando llegan a Madrid y pretenden depurar su lenguaje, emplean siempre el pretérito perfecto (yo he comido), venga o no venga a cuento.
Otra aberración de origen catalán es el "plural catastrófico" (han habido lluvias), aunque esta concordancia es también irregular en catalán.
Por último, tenemos el "condicional vasco" (si yo habría hecho tal cosa..) que , desgraciadamente, se extiende por Cantabria, Norte de Burgos y La Rioja, cunas del castellano.
Don Amando,
permítame unas precisiones
1. El culo de la señora mirando por la ventana la playa de Cadaqués
no es el de la hermana de Salvador Dalí sino el de su mujer Gala.
2. La "Venus del espejo" de Velázquez SÍ se expuso una vez
en el Museo del Prado hace unos cuantos años, en una copilación que se hizo de casi todos los Velazquez. Fué prestado por la National Gallery para tal evento. Lo estuve visitando y todavia conservo el poster del cuadro que me compré en la tienda.
Un saludo.
Completamente de acuerdo con la opinión de Senex. La ambigüedad no siempre la resuelve el contexto ni tampoco éste es la finalidad del discurso oral o escrito. ¿Quiere decir que podemos conformarnos con comprender el contexto de un párrafo aunque existan en él dos o tres términos cuyo significado exacto se nos escape?
Para resolver la duda del solo/sólo, hace tiempo que utilizo el truco de sustituirlo por "solamente" y cuando el significado de la frase no cambie, entonces lo acentúo porque es adverbio.
D. Amando, yo tengo la impresión -no puedo decir otra cosa- que los acentos diacríticos que discriminan, valga la redundancia semántica, entre pronombres o adverbios y adjetivos o artículos homógrafos si se elide la tilde -caso del solo/sólo de su artículo- no son exactamente homófonos, por lo que algún oído fino podría distinguirlos -puede probarse con el "él", pronombre de tercera persona, y el "el", artículo determinado-. En ningún caso soy partidario de la supresión de dicha tilde; en especial, porque, en un mundo crecientemente interlingüista, resolver las ambigüedades por los contextos resulta cada vez más complicado, y peligroso si se trata de textos jurídicos.
D. Amando, le invito, afectuosa y humildemente, a cambiar de opinión.
Completamente de acuerdo con [senex] y [lovedepe] (¿Love de Pega? Gran escritor... :-)
El lenguaje está para comunicar, de modo que la precisión es algo siempre deseable. Así pues, debe tener en cuenta que el mantenimiento o eliminación de las famosas tildes atañe a una norma general que se establece atendiendo a ese fin.
Lógicamente, el lenguaje también está abierto al humor, de modo que si quiere hacer chanzas, dobles sentidos y demás juegos de palabras, puede perfectamente hacerlos simplemente desatendiendo esas normas (que es, por otra parte, lo que siempre se hace en tales casos).
Así pues, resulta extraño que en un debate lingüístico se tache de "aburrido" el cumplimiento de las normas ortográficas, como si la corrección fuese algo que extirpase el humor.
Un saludo.