Esta semana nuestros dos poetas tratan un asunto menos frívolo que otras veces. De hecho, nada frívolo. El Rey está convaleciente de una (de otra) operación. Y se ha reavivado un debate que está en la opinión pública desde hace unos años: ¿debería abdicar Don Juan Carlos en el príncipe Felipe? Aquí las posturas son claras: Monsieur de Sans-Foy es contrario a que se plantee tal circunstancia, mientras que Fray Josepho es rotundamente favorable a la abdicación.
¿Y ustedes qué piensan?
¿A QUÉ ESAS PRISAS?
por Monsieur de Sans-Foy
No faltan compatriotas visionarios
que dicen, arrugando el entrecejo,
que el Rey se está quedando ya muy viejo:
No es cosa de emplear septuagenarios.
Jamás nos han faltado partidarios
de echar abajo el árbol más añejo,
sacar de la chistera algún conejo,
y vuelta a repicar, los campanarios.
Las voces que se elevan con encono
clamando por el Príncipe en el trono,
se guardan en la manga un comodín:
Ya puestos a hacer cambios en España,
pongamos la República de Azaña...
y puede que, después, la de Negrín.
LO MEJOR PARA TODOS
por Fray Josepho
La Primera República fue horrenda.
Los hechos son los hechos. Una ruina.
La Segunda fue incluso más dañina,
pues nos llevó al rencor y a la contienda.
Que la Tercera nadie me la venda
como una cosa plácida y divina...
¡Se me pone la carne de gallina!
(Espero, don Sanfuá, que se me entienda).
Pero, en la patria débil que contemplo,
el rey, que debería dar ejemplo,
desde hace varios lustros... no lo da.
Pues eso. Que si el príncipe es "la caña",
para la monarquía, y para España,
lo mejor es que abdique su papá.