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Guillermo Dupuy

De lo que los nacionalistas no son culpables

Con Rajoy y su clamorosa renuencia a hacer cumplir la ley, antes se doblegará Bauzá que Artur Mas.

Con Rajoy y su clamorosa renuencia a hacer cumplir la ley, antes se doblegará Bauzá que Artur Mas.

No faltan quienes consideran que la sentencia del Constitucional que acaba de avalar la Ley de Función Pública aprobada por el Gobierno balear abre la posibilidad a los aspirantes a ser funcionarios de la Generalidad de impugnar ante los tribunales todos los concursos en los que figure o haya figurado el catalán como requisito. Tal es el caso del diario El Mundo, que asegura este jueves:

De ahora en adelante, el Gobierno de Artur Mas ya no podrá mantener esta práctica sin correr el riesgo de la generalización de los recursos.

Lo cierto, sin embargo, es que Mas no corre riesgo alguno por la sencilla razón de que ya nadie va a malgastar su tiempo y su dinero en recursos para obtener nuevas sentencias como las que, desde hace ya muchísimo tiempo, dictaminan la inconstitucionalidad de la liberticida política lingüística aplicada en Cataluña. El propio editorialista de El Mundo tiene que aparcar a renglón seguido su infundado optimismo para reconocer:

A pesar de todo, es muy probable que la Generalitat se niegue a aplicar esta resolución del Constitucional, como ya ha hecho respecto a otros fallos similares en materia de lengua y enseñanza.

La cuestión que me preocupa es la renuencia de los diarios de Madrid a la hora de denunciar a los responsables de que personas que tienen la razón y la ley de su mano no se atrevan a ejercer su derecho porque al mismo tiempo haya otras que pueden impunemente desobedecer cuanto digan los tribunales de Justicia. Y no lo denuncian por la sencilla razón de que no son los nacionalistas sino el Ejecutivo español el responsable de tan clamorosa impunidad.

Esta impunidad, que incluso anima a los nacionalistas catalanes a exaltar a terroristas como Otegui o Martínez Vendrell, es la que da seguridad a Mas y la que, por el contrario, pone en riesgo las insuficientes pero positivas reformas que Bauzá está llevando a cabo en Baleares.

Yo confío en que el Gobierno balear resista la presión a la que le está sometiendo el golpismo pancatalanista. Pero de lo que estoy seguro es de que, con Rajoy y su clamorosa renuencia a hacer cumplir la ley, antes se doblegará Bauzá que Artur Mas.

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