Menú
Guillermo Dupuy

Monarquía republicana, sin pompa, laicista y plurinacional

Corremos el riesgo de que el empeño en dar un aire republicano, laicista y plurinacional a la Corona contraríe a una inmensa mayoría de españoles

Miren que a Rosa Diez le llovieron las críticas –a mi modo de ver muy justificadas- por considerar "ofensiva" e "inapropiada" la celebración de un acto religioso durante los funerales de Estado de Adolfo Suárez. Ahora, sin embargo, nadie ha dicho ni pío ante el hecho de que no se vaya a oficiar una misa en una ceremonia de Estado no menos solemne como será la proclamación del nuevo Rey de España, otrora Rey católico.

Estoy seguro de que no faltarán cabecitas cartesianas que, junto a los representantes del anticlericalismo más cateto y asilvestrado, justificarán este hecho alegando que los Reyes ya no lo son por la gracia de Dios sino por la gracia de una Constitución que en su día aprobaron mayoritariamente la inmensa mayoría de los españoles. Lo que ya no sé es si todos ellos llevarán coherentemente sus obsesiones laicistas al extremo de arrancar la cruz de la Corona que, junto al Cetro, estará presente en la "minimalista" ceremonia de proclamación de Felipe VI.

Porque esa es otra: Después de haber erradicado toda solemnidad al acto de la abdicación, anunciada por el presidente del Gobierno y mal explicada por Don Juan Carlos desde la mesa de un prosaico despacho, ahora parece que hay un empeño en deslucir también la proclamación del heredero, en la que –según dicen- no habrá especiales despliegues y a la que no acudirán invitados extranjeros.

No nos extrañe tampoco si las banderas de España brillen ese día por su ausencia en las calles de Madrid, tal y como lamentablemente sucedió con ocasión de la boda de los Príncipes de Asturias para -según se dijo- no ofender la sensibilidad de los nacionalistas. Lo que es seguro es que no faltarán quienes, por intentar contentar a los nacionalistas, reclamen al nuevo Rey que presida una reforma constitucional destinada a reconocer privilegios a algunas regiones, acordes al invento ese de "la realidad plurinacional" del Estado Español.

Por intentar vanamente no desairar a quienes nunca van a aceptar la monarquía parlamentaria ni la realidad nacional de España, corremos el riesgo de que un empeño republicano, laicista y plurinacional contraríe a una inmensa mayoría de españoles a los que sí le gusta el boato, la solemnidad, la magia y la carga histórica y tradicional que tiene la Corona, en la también quieren seguir viendo el símbolo de la unidad y permanencia de la nación española. Lo que me parece evidente es que la Monarquía tiene su utilidad y su razón de ser, no en la razón, sino en la tradición, por lo que no creo que su futuro radique en cortar sus raíces con el pasado, más aun si es para intentar contentar a los que nunca se van a contentar.

En España

    0
    comentarios