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Guillermo Dupuy

El empecinamiento autodestructivo del PP y UPyD

Rivera ya ha comenzado a reunir bajo las siglas de Ciudadanos lo que la tozudez de Rosa Diez ha querido mantener dividido en candidaturas separadas.

Pocos cataclismos electorales tan grandes como los que el PP y UPyD han sufrido en estas elecciones andaluzas. Si el partido de Rajoy ha perdido prácticamente la mitad del respaldo que los andaluces le brindaron en las pasadas elecciones generales, el de Rosa Díez ha perdido el 60% por ciento de los votos que obtuvo hace menos de un año en esa comunidad en las elecciones europeas.

A la vista, sin embargo, de las reacciones de los mandatarios de ambos partidos, exentas del más mínimo elemento de autocrítica, todo parece indicar que van a mantenerse firmes en la senda de la autodestrucción. En el caso de Rajoy, la verdad es que no me sorprende, pues la derrota que tiene que sufrir su irreconocible partido como cura a su deriva y corrupción ideológica, ha de ser en el ámbito nacional. Pero, en el caso de UPyD, Rosa Diez aún podría estar a tiempo de enmendar, sin tener ella que marcharse, un error que, en su caso, sólo ha sido de índole estratégica.

A diferencia del felón de Rajoy, al que no tragan ni muchos de sus temerosos votantes, Rosa Díez conserva la simpatía de buena parte de sus antiguos votantes, que lo único que le reprochan es que no haya unido las siglas de su partido a las de Ciudadanos. Mientras la enfermedad de tipo degenerativo que padece el PP se llama Mariano Rajoy, el mal que asuela UPyD no es tanto la propia Rosa Díez como su empecinamiento en mantener en candidaturas separadas un mismo mensaje nacional y regeneracionista.

Evidentemente, las tornas han cambiado desde que Rosa Díez despreció la oferta de coalición de Albert Rivera. Ahora sería, naturalmente, el líder naranjito el que llevaría la voz cantante y el que lideraría la hipotética coalición. Con todo, dicha coalición sería la única forma que Rosa Díez tendría de evitar a UPyD una muerte segura, mientras que Ciudadanos podría beneficiarse de unos cuadros medios y una capacidad organizativa de la que carece.

Lo que es un hecho es que Albert Rivera ya ha comenzado a reunir a nivel nacional y bajo las siglas de Ciudadanos lo que la suicida tozudez de Rosa Díez ha querido mantener dividido en candidaturas separadas. Un nuevo revés electoral del PP podría traer la catarsis regeneradora que este partido necesita para recuperar sus señas de identidad y resurgir con fuerza de sus cenizas; una nueva derrota de UPyD, por el contrario, supondría para este partido su muerte definitiva.

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