No sé si ustedes habrán visitado la Hameau de la Reine, ubicado en los jardines palaciegos de Versalles. Se trata de una pequeña aldea, con una granja, un huerto y casitas de agricultores, que ofrece una visión cercana, pero absolutamente irreal e idealizada, del mundo rural que permitía a María Antonieta y a sus invitados jugar a ser campesinos.
Esta imagen me ha venido a la cabeza al saber que la candidata a alcaldesa de Madrid Manuela Carmena se propone, nada más y nada menos, que "impulsar la creación de una red de huertos urbanos comunitarios" en pleno barrio de Salamanca. Teniendo presente que se trata del barrio más caro de la capital de España, ya podrán ustedes hacerse una idea del astronómico coste que tendrá lo que allí se cultive, así como el del de esa "experiencia asociativa y multifuncional (hortícola, educativa y cultural)" que Carmena quiere ofrecer a los madrileños, como María Antonieta hacía con sus invitados.
El caso es que a la rica Carmena el dinero no le importa. Y no porque le sobre, sino porque corre del bolsillo del contribuyente. Cuando se trata de su bolsillo, este exponente insuperable de la izquierda caviar se comporta de modo muy distinto, como ha demostrado al negarse a pagar las deudas que su marido contrajo con sus trabajadores.
El pijismo progresista de doña Manuela –por la que el monárquico don Luis María Anson siente gran admiración– también se evidencia en su propósito de que la estación de metro Vodafone Sol vuelva a llamarse simplemente Sol. A doña Manuela lo de incluir una marca comercial le debe de parecer una ordinariez, por mucho que el patrocinio alivie el bolsillo del contribuyente madrileño.
No faltarán quienes digan, en cualquier caso, que estas pijadas de esta veterana comunista no son nada comparadas con otras propuestas suyas aun más delirantes, como la de dejar que el 90 por ciento de los reclusos estén en la calle.
Tienen razón. Pero si yo les he hablado de María Antonieta es porque no acabo de saber el nombre de la reina que Carmena le haya podido evocar a Luis María Anson para no dudar de su "seriedad, honradez e inteligencia".