Menú
Antonio Robles

Pacto contra el populismo y el nacionalismo

Pedro Sánchez ha demostrado que sabe pactar, ahora deberá aprender a sumar. Porque con 131 votos está muy lejos de la investidura. Si tal evidencia es incontestable, ¿qué sentido tiene un pacto Sánchez/Rivera si no sirve, primero, para investir al presidenciable, y segundo, para gobernar en el caso que llegara a ser investido?

Todo habrá sido – si hacemos un juicio de intenciones malsano - lo que parecía desde el principio, una precampaña de ambos líderes para mejorar posiciones en la línea de salida de las próximas elecciones de junio. En el caso de Sánchez, habría logrado pasar de ser discutido en su partido, a afianzar su secretaría general y asegurar la cabeza de lista a la presidencia de Gobierno por el PSOE. En el caso de Albert Rivera, habría logrado situarse en la equidistancia de la derecha y la izquierda, logrando así diluir el sambenito de ser la marca blanca del PP, además de afianzar una imagen de cordura, altruismo político y capacidad de diálogo nunca visto desde la transición. Y todo haciéndose con una cuota de pantalla durante las últimas semanas que le dará grandes réditos electorales.

Dicha la maldad, vuelvo a la primera pregunta: ¿qué sentido tiene este pacto si aparentemente no sirve más que para reforzar a los partidos implicados y a sus líderes?

Albert Rivera cree en el pacto y Pedro Sánchez lo ha defendido con determinación frente a Podemos. Es lo mejor que nos podía pasar. Aún cuando este pacto no logre la investidura de Pedro Sánchez, habrá conseguido, por su mera existencia, disolver los peores presagios que se cernían sobre un país en riesgo de quiebra territorial. No deberíamos olvidar que hace solo unas semanas, la ambivalencia del PSOE en cuestiones territoriales y el plurinacionalismo populista de Podemos amenazaban con convertir a España en un reino de taifas y una ruina económica si lograban llegar a un acuerdo de gobierno. Y sin embargo, el pacto con C’s ha resituado al PSOE como partido nacional, alejado del derecho a decidir y del chantaje nacionalista.

No es problema menor, el gran problema de España ahora mismo no es la crisis económica ni la corrupción. Entiéndase, siendo gravísimas, son un problema estructural y periódico, común a otros países de nuestro entorno, que las diversas opciones políticas están de acuerdo en resolver. No así en la crisis territorial, el problema más desestabilizador de nuestro tiempo. O se soluciona, o arruina al país.

Este es el gran triunfo de C’s en el pacto: haber logrado persuadir a la izquierda representada por el PSOE, para que ejerza como partido nacional sin complejos. No hay más que ver la hecatombe de improperios que le han llegado de los partidos secesionistas y los recelos del PSC.

Como contrapartida, El PSOE ha logrado implicar a C´s en la defensa de un Estado Social de centro izquierda reformista, basado en la economía productiva y a salvo de un Estado despilfarrador. Si el PSOE ha de agradecer a C’s reencontrarse con su alma nacional, éste ha de agradecer a aquel retornar a uno de los pilares fundacionales de la cosmología que lo creó: un partido sincrético basado en los valores del socialismo democrático y el liberalismo social.

Sin ninguna duda el pacto merece contar con la abstención del PP, o en su defecto, formar parte de él. Es la oportunidad de salir de un atolladero que, a priori, tenía los peores augurios. Y no se esfumarán si anteponen el interés del partido a los intereses de la nación que tanto alardean defender.

P.D. No todo es aire renovador en el tratamiento de la cuestión territorial aquí tratada. Dos detalles para hacer boca en espera de posteriores análisis: dejar a criterio de cada Autonomía el peso ponderado de cada lengua en el horario escolar, o convertir al Senado en cámara territorial... No se debería olvidar, que tales supersticiones son el caldo de cultivo del que ha nacido el mal llamado derecho a decidir. Contradicciones.

En España

    0
    comentarios