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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Vídeos y dosieres

Nuestros poetas quieren evitar que les hagan un Cifuentes, así que han decidido confesar los episodios más oscuros de su pasado.

Nuestros poetas quieren evitar que les hagan un Cifuentes, así que han decidido confesar los episodios más oscuros de su pasado antes de que se hagan públicos los dosieres y vídeos que amenazan su honorabilidad. Aquí están, descarnadas y sinceras, las vergüenzas que los atormentan. Asimismo, han decidido poner sus cargos a disposición de Federico Jiménez Losantos.

El oprobio ha caído sobre ellos, pero estamos seguros de que los lectores de Libertad Digital tendrán un poco de conmiseración para con los autores de la ControVersia, a la espera de lo que dictamine la dirección de esta casa.

OPROBIO Y VITUPERIO
por Monsieur de Sans-Foy

Te juro, Fray Josepho, por mi vida
que no sé cómo pudo suceder.
Yo siempre he respetado a la mujer,
y nunca hice una cosa parecida.

Era sueca, suequísima y de Malmö.
No sé por qué razón llegó a mi casa.
A veces... yo no sé lo que me pasa.
¿Qué dices?, ¿que me calme? Ya me calmo.

Te va a desconcertar si te confieso
que aquél, que fue el peor de los desmadres,
lo cometí en presencia de mis padres...
lo que es más depravado y más avieso.

Escucha, aunque no seas sacerdote.
Para algo eres un fraile y un asceta:
me fui para la sueca y dije: ¡teta!
y le estampé la zarpa en el escote.

La sueca era ya casi treintañera
y yo tenía sólo dos añitos...
Da igual. Tú y yo sabemos que hay delitos
que el mundo ni perdona ni tolera.

¡Por eso estoy perdido sin remedio!
¡Por eso estoy haciendo la maleta!
Wyoming ha encontrado el vídeo Beta.
Lo va a retransmitir El Intermedio.

RECONOZCO MI CULPA
por Fray Josepho

Quiero admitir mi yerro para pagar peaje
por mi pasado oscuro. Por mi infeliz baldón.
Quiero evitar ser víctima de un inmoral chantaje.
De una extorsión indigna. De una brutal presión.

Quiero admitirlo todo. Quiero cantar de plano.
Quiero sacar de dentro mis culpas del ayer.
Quiero limpiarme el alma. Ya no como cristiano,
sino antes de que saquen el maldito dossier.

Sí, reconozco el daño. Sí, reconozco el crimen.
Sí, soy culpable. Soylo. Tengan piedad de mí.
Si hay que soltarme broncas, no me las escatimen.
Yo mismo admito, sépanlo, lo bajo que caí.

Era en el instituto, cursábamos tercero.
Mesié Sanfuá (recuerdo) se me sentaba en pos.
El repetía curso. Yo era su compañero.
Debió de ser en junio del año 82.

De Historia era el examen. Sanfuá estaba pegado,
pues zángano como era, no solía estudiar.
Yo, alumno brillantísimo, como había acabado,
reconozco (¡perdónenme!) que le dejé copiar.

En España

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