El Gobierno de Pedro Sánchez ya lleva dos dimisiones en cien días, pero a nuestros poetas esto les parece poco. Para ellos, es urgente que dimitan al menos otros dos. Monsieur de Sans-Foy apunta a Margarita Robles y Fray Josepho a Pep Borrell.
¿Ustedes qué opinan?
DURA COMO EL ROBLE
por Monsieur de Sans-Foy
Margarita amonesta, Margarita regaña,
sermonea a Mahoma, si no va a la montaña,
con su cara de estaca de madera de boj.
Se encarama al estrado sujetando papeles
y acojona a las tropas, en los mismos cuarteles,
sin rascarse la oreja ni mirar al reloj.
Margarita acojona con su cara de esfinge.
Una cara que estriñe, una cara que astringe,
porque a todo le pone la mayor emoción.
Margarita es intensa, Margarita es rotunda,
pontifica en su tono de vestal iracunda
contra todo el que a Sánchez no le dé la razón.
Con Arabia, ha acabado retirándose a gatas,
por abrir la boquita sin pensar en fragatas,
y admitir de Podemos semejante marrón.
Los currelas de Cádiz se jugaban la olla.
¿Debería la Robles dimitir? ¡Una polla!
Ésta no la despegas ni dorándola al ron.
ANTES QUE LA ROBLES, BORRELL
por Fray Josepho
Margarita es ministra; Margarita es sociata;
Margarita en su oficio va metiendo la pata,
y pifiándola siempre por doquiera que va.
Margarita sin duda tiene que irse a la calle,
y no estar cuando a Franco desentierren del Valle,
como pide en sus versos mi querido Sanfuá.
Pero siendo esto cierto, les diré, sin embargo,
que hay aquí otro ministro que deshonra su cargo,
y está haciendo en cien días un horrible papel.
Parecía que iba de adalid de esta España,
y era todo mentira, postureo y patraña.
Sí, queridos lectores: me refiero a Borrell.
Un ministro que, hablando con la prensa extranjera,
en inglés les declara que, si de él dependiera,
a los presos golpistas no tendría en prisión.
Y después de exponerles tan magnánimo anhelo
(Pep Borrell es un santo, Pep Borrell es un cielo),
asevera, inequívoco: "Cataluña es nación".