El viernes se puso en juego una operación de largo alcance para garantizar cierta estabilidad parlamentaria, amarrar un tripartito y dar una indigna salida a la cuestión catalana.
Los Presupuestos no se debaten y votan en el Parlamento, sino en la celda del golpista, visitado sumisamente por el jefe comunista de ese gobierno dizque presidido por un socialista.
Hace tiempo que Pablo Iglesias renunció al poder mediante las urnas, sabedor de que el comunismo que profesa sigue siendo tan detestado por los españoles como lo ha sido siempre. Por eso lo fía todo a excepcionales carambolas parlamentarias.
El capital oculto de los españoles y de los hispanoamericanos (más de 600 millones de habitantes; se dice pronto) es la lengua común, la de Pérez Galdós o la de Vargas Llosa.
La localidad de Moal (Asturias) ha recibido el Premio Princesa de Asturias al "pueblo ejemplar" y también es el escenario del libro "Viviendo con osos".
Inexplicablemente, los dos únicos partidos que podrían lograr el cambio, PP y Ciudadanos, nos proponen dos malos candidatos que inhiben el voto del cambio.
Tenemos claro que Vox no es un fin en sí mismo, sino un instrumento al servicio de España y también una herramienta en defensa de los tres derechos fundamentales de la persona: la vida, la libertad y la propiedad.
El escándalo de la tesis del presidente Sánchez, desde ahora el doctor Sánchez, para escarnio de tantos doctores que lo son después de muchos años de estudio, ha servido para poner de manifiesto la degradación de la universidad española.
Solo la comunión en una fe ideológica que atropella toda decencia y pasa por encima de la más elemental lógica puede explicar la obsequiosidad del Gobierno de España con la Venezuela chavista.