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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Premios Español y Antiespañol del Año

Difícil decisión han tenido que tomar, sobre todo en el de Antiespañol, que ha estado francamente disputado.

Difícil decisión han tenido que tomar, sobre todo en el de Antiespañol, que ha estado francamente disputado.
EFE

Para acabar 2018, nuestros poetas conceden los premios Español del Año y Antiespañol del Año. Difícil decisión han tenido que tomar, sobre todo en el de antiespañol, que ha estado francamente disputado. Pero al final la decisión del jurado ha sido inapelable.

Enhorabuena a los galardonados y, por supuesto, feliz 2019 a todos los lectores.

ESPAÑOL DEL AÑO
por Fray Josepho

En el 2018
un personaje destaca
como el Español del Año,
y es Felipe, el rey de España.
Ya, ya sé que su discurso
contra el golpe separata
que nos levantó los ánimos
cuando Rajoy flaqueaba
fue en el 2017,
pero da igual: sus palabras
en el 2018
han seguido siendo válidas.

Es un rey, Felipe VI,
que tiene excelente planta.
Que es guapetón, que es honrado,
que es prudente, que no es carca,
que habla cojonudamente,
que tiene tino y templanza.
Que sabe cuál es su puesto
sin pasarse de la raya.
Que cuando va al extranjero
la gente lo ve y se pasma,
pues es un inigualable
representante de España.

Que, una vez casado, nunca
se ha ido con una lagarta
(pues sepan que la bragueta
puede cargarse a un monarca,
e incluso a una monarquía,
y más si es parlamentaria).

Que sabe el papel que tiene.
Que sin rechistar se traga
los sapos que hay que tragarse
por su cargo y por su patria.
Que este año ha padecido
insultos, mofas, infamias,
afrentas a tutiplén
e ignominias a mansalva.
Que ha soportado de todo
sin poder responder nada,
porque no es fácil ser rey
de una nación democrática.

Por esto y por mucho más,
le vamos a dar la palma
como el Español del Año,
que es honra muy bien ganada.
Majestad, enhorabuena.
Feliz año y muchas gracias.

ANTIESPAÑOL DEL AÑO
por Monsieur de Sans-Foy

Fray Josepho se ha pedido
retratar al Rey de España,
y me deja a mí que baile
con un cafre que destaca,
de entre los cafres del mundo,
por su jeta y por su rabia.

Remontémonos un poco,
que el prusés actual dimana
de los tiempos en que Yoda
gobernaba la galaxia
catalufa con su esposa,
la honorapla doña Marta.

Retirado el Gran Maestro,
Arturito le heredaba,
no sacando de la piedra
una milagrosa espada...
sino dando a los Pujoles
ocasión de retirada
y ocultando sus enjuagues
tras banderas esteladas.

Arturito era de barro.
Ya se sabe: el barro casca,
y al romperse este puchero,
no encontraron palangana
más lucida que el tal Carles
Puchimón, que en Flandes anda.

La caída fue gloriosa.
La caída y la cagada
de encargar al muy cazurro
que rompiera con España.
Acabó como se dice
del lucero aquél del alba:
escapándose de noche,
para no pisar la jaula.

¡Y aquí llega nuestro hombre!
Aquí llega, y se me acaban
el espacio, las ideas,
las estrofas... y las ganas.
Voy sobrado: para Torra
una sola línea basta.
Me dirán: ¿quién coño es éste?
Torra es nadie. Torra es NADA.

En España

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