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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Diálogo del colchón y la almohada

Nuestros poetas han dado voz al colchón y a la almohada del presidente, que tienen aquí un sabroso diálogo.

Nuestros poetas han dado voz al colchón y a la almohada del presidente, que tienen aquí un sabroso diálogo.
Cordon Press

Cuenta Pedro Sánchez en su libro Manual de resistencia que su primera decisión como presidente del Gobierno fue cambiar el colchón de su dormitorio en la Moncloa. Sabia y prudentísima medida, que como tantas cosas de Sánchez… también es mentira. En cualquier caso, nuestros poetas han dado voz al colchón y a la almohada del presidente, que tienen aquí un sabroso diálogo que esperamos les guste:

HABLA EL COLCHÓN
por Fray Josepho

Yo soy el colchón virgen e impoluto
que a Pedro y a Begoña doy descanso.
Yo soy la paz, la tregua y el remanso.
Y si ellos me disfrutan, yo disfruto.

Mi vida, hasta el momento, es estupenda
y ejerzo muy a gusto, no lo niego,
como colchón de látex palaciego
desde que me trajeron de la tienda.

Antes que yo (me dice la almohada)
había otro colchón aquí instalado.
Ya está, forzosamente, jubilado.
Las cosas son así. No somos nada.

Yo fui, perdónenme por la arrogancia,
la decisión primera de mi dueño.
Le he de corresponder dándole sueño,
sin duda un cometido de importancia.

Pero además soy tálamo, y presencio
(soporto, estrictamente, con solvencia)
algún lance carnal, que, por prudencia,
debo dejar oculto en el silencio.

Aunque he de confesarles, compungido,
que a veces con el presi me doblego,
porque es tan grande el peso de su ego…
que soportar debajo es muy jodido.

HABLA LA ALMOHADA
por Monsieur de Sans-Foy

Te cambiaron a ti, colchón novato
que apenas hace un año que militas.
Yo llevo en las estancias monclovitas
más años ya que vidas tiene un gato.

¿Por qué me conservaron los chavales?
Pues porque, como almohada, soy fantástica,
que, aquí, donde me ves, soy viscoelástica
y alivio las tensiones cervicales.

Recuerdo cuando estaban el Mariano
y Viri, tan limpísima, la tía:
¡ni sábanas ni fundas repetía!
¡Y todas, de algodón cosido a mano!

Observa en qué edredón de tres al cuarto
pernoctan estos nuevos inquilinos...
¡Qué sábanas baratas de los chinos,
más duras y más ásperas que esparto!

Al Barbas sí que le echo yo de menos,
porque el señor aquel de las gaviotas
dormía como duermen las marmotas:
lo mismo en su camita que en los plenos.

¿El Sánchez? Ni siquiera se amodorra.
Su noche es un monólogo coñazo
y alguna vez, me ha dado un puñetazo,
supongo que tomándome por Torra.

En fin, colchón... que estamos en campaña.
Si cambia para abril el inquilino,
espero que, entre sábanas de lino,
velemos todos juntos por España.

En España

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