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Antonio Robles

Los sindicatos independentistas arrasan en la escuela catalana

Esta guerra solo se podrá ganar con la cultura, la educación y la información. ¿Tan difícil es verlo?

Entre tanta marquetería amarilla de parvulario, ha pasado casi desapercibido el resultado de las elecciones sindicales en la enseñanza no universitaria celebradas en Cataluña el pasado día 12.

He sostenido más de una vez que los maestros son el verdadero ejército de Cataluña. Lo que fue siempre una evidencia sociológica se concreta ahora en datos y porcentajes. Los resultados ponen en manos de sindicatos independentistas la educación de nuestros hijos. Los porcentajes asustan.

Quizás el más significativo sea el de la Intersindical CSC, liderada por el exterrorista indultado de Terra Lliure y asesino del empresario Bultó. Pasa de cero representantes a 47. Y las gana Ustec-STEs, el sindicato mayoritario en la enseñanza pública no universitaria, cuyo ADN independentista propugna convertir el catalán en lengua oficial única de Cataluña. Pasa de 150 representantes a 162. Por el contrario, bajan todos los constitucionalistas. La infección indepe ha cuajado en la escuela.

Para hacerse una idea de la debilidad de los sindicatos no nacionalistas: CSIF (2), ANPE (2), USOC (4), CGT (24) y AMES (ni siquiera se presentó) suman entre todos 32 representantes, mientras que los secesionistas declarados –Ustec-STEs (162) e Intersindical-CSC (47)– o encubiertos –Aspepc-SPS (43), CCOO (58) y UGT (22)– suman 332. Los encubiertos, aunque no se declaren independentistas, participan de su relato y legitimación, y colaboran activamente en la imposición de la inmersión, en la imposición del catalán como única lengua oficial de las instituciones, en las multas lingüísticas, en la exclusión de la lengua española de la rotulación de la escuela, en el adoctrinamiento nacionalista, en la defensa de la campaña amarilla dentro del recinto escolar, en considerar a los políticos procesados por rebelión como "presos políticos", en exigir el indulto a los acusados, etc. Es decir, de todo lo que garantiza la desaparición del Estado en Cataluña.

Sólo la escasa participación (42,80%) relativiza la legitimación de unos sindicatos nacionalistas que tendrán a 332 maestros y profesores liberados para dedicar las 24 horas al activismo independentista en la enseñanza.

Estos datos corroboran la encuesta de CCC en la que el de los docentes aparece como el más independentista de todos los grupos profesionales, con un 61% de maestros indepes, mientras la media de Cataluña se reduce al 38%

Estamos en guerra, pero los Gobiernos de España aún creen que las guerras se libran con armas de fuego. Craso error. En Cataluña hace ya muchos años se libra mediante armas culturales, centros educativos, medios de comunicación, alteración de la historia, pervirtiendo el lenguaje democrático con emociones colectivas, fake news, el Barça y mucha, mucha pedagogía del odio contra España. Los tanques se han sustituido por limpieza lingüística, limpieza étnica, eliminación simbólica del Estado, supremacismo y todo el victimismo del mundo.

Hasta el inicio de la revolución de las sonrisas, la labor doctrinaria en la escuela se llevaba a cabo de forma sigilosa, ahora es descarada, intimidando a cuantos no estén de acuerdo con la independencia de Cataluña.

Reparen en esos parchís de filas y colores de las grandes manifestaciones indepes de estos años. Son la arquitectura mental de maestros de parvulario. Como el juego infantil de un presidente consentido jugando a putear al papá Estado con lazos amarillos. O con cualquier otra ocurrencia infantil que los sustituya.

Firmeza, falta firmeza. Y conciencia de que estamos en una guerra que sólo la ganará el Estado de Derecho si mete en vereda a una generación de políticos consentidos y provea de ilustración a unos adolescentes amamantados por sus maestros, arropados por el resentimiento de sus padres y emborrachados por TV3. No con tanques, sino con escuelas ilustradas libres de catalibanes, con películas, documentales, un ejército de historiadores, libros, RRSS constitucionalistas para oxigenar los mentideros nacionalistas… Y mucha documentación al resto del mundo. Esta guerra solo se podrá ganar con la cultura, la educación y la información.

¿Tan difícil es verlo?

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