Posiblemente la mayor necedad de este movimiento es que denigra a los heterosexuales y confía en que el 5% restante sea la vanguardia de la revolución pendiente.
En 2015, el diputado de ERC Gabriel Rufián Romero declaró lo siguiente: "No hay plan B: en 18 meses dejaré mi escaño para regresar a la República Catalana".