Ahora que han cerrado el Parlamento y no permiten las preguntas de los periodistas críticos, tendremos que alzar la voz. Nos va la vida en ello. Esta vez de verdad.
Después de casi una década de 'Procés', el odio de algunos separatistas no tiene límites y se expresa de las más diversas maneras, entre ellas el humor.
Una cosa es que la pandemia del coronavirus exija un mayor gasto público en sanidad y otra, muy distinta, que el Estado se piense que tiene barra libre.