Con más de cien mil contagiados y ya nueve mil muertos por coronavirus, la izquierda chavista que sustenta el Gobierno de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez trata de eludir responsabilidades con campañas informativas en las que se sobreentiende que la culpa de todo es de la derecha y menos mal que no gobierna la derecha, pues en ese caso la gente se desplomaría muerta por las calles.
Resulta francamente admirable la capacidad propagandística de esa izquierda que copa los principales medios del país y es hegemónica en las dos grandes cadenas de televisión privadas. El personal sanitario carece de los elementos más básicos para luchar contra la enfermedad, revientan las costuras de los hospitales, las funerarias no dan abasto, los portavoces del Gobierno mienten como bellacos, el consejo de ministros es un muladar, se avecina una crisis modelo Gran Depresión acentuada por las medidas podemitas y el tema es qué pasaría si gobernara Rajoy. La paletada de millones que les han soltado a las teles privadas es un precio baratísimo, vista la eficacia de la propaganda.
Si la memoria de este país no fuera tan corta, un repaso a la reciente historia de España nos daría pistas muy fundamentadas de lo que ocurriría si con el coronavirus mandara la derecha. Por ejemplo, las puertas de las urgencias de los hospitales se llenarían de voluntarios para la galería con pancartas tipo "Nunca Mais", como cuando el hundimiento del Prestige. Y ardería Troya con miles de ciudadanos soliviantados agolpados ante las sedes del partido en el poder exigiendo las cabezas de los asediados, tipo 11-M.
Además, familiares de víctimas aportarían testimonios en las televisiones en contra del Gobierno y en esas mismas televisiones aparecerían los líderes de la oposición diciendo algo así como que "merecemos un Gobierno que no nos mienta". Al tiempo, renombrados artistas clamarían por las esquinas que el estado de alarma es en realidad un golpe de Estado y las principales ONG llevarían al Ejecutivo ante los tribunales internacionales por rescatar televisiones con beneficios multimillonarios mientras sangran a los autónomos y médicos y enfermeras luchan contra la pandemia ataviados con bolsas de basura y máscaras de soldador. Los kamikazes del coronavirus les llaman en el New York Times.
Pero como no gobierna la derecha, pues el Gobierno no tiene la culpa, Iglesias es un muchacho excelente, Pedrito un buen tipo y los évoles, buenafuentes y ferreras, unos pedazos de periodistas.