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Emilio Campmany

El mejor aliado de Sánchez

Tanto el PP como Ciudadanos ansían compartir la responsabilidad de la desastrosa gestión del Gobierno sin exigir apenas participar en sus decisiones.

Tanto el PP como Ciudadanos ansían compartir la responsabilidad de la desastrosa gestión del Gobierno sin exigir apenas participar en sus decisiones.
Pablo Casado e Inés Arrimadas | EFE

Hace unos días Charles Powell, desde la atalaya del Real Instituto Elcano, le predijo al corresponsal del The Economist que Pedro Sánchez saldría reforzado de esta crisis. Cabe que Powell no estuviera haciendo otra cosa que la pelota. No dejaría de ser uno más. Pero no hay que descartar que sea una genuina previsión fruto del conocimiento de lo que España es hoy. Claro que Pedro Sánchez podría beneficiarse de la crisis que tan mal está gestionando. ¿Cómo? Cuenta con una buena amiga, la televisión. El mensaje propagandístico es que saldremos de esta con aplausos, disciplina, cantando el Resistiré del Dúo Dinámico, algo que tan bien ha criticado Nuria Richart, y… enterrando en silencio, sin cámaras, sin curas, sin música, sin crespones negros, sin luto a nuestros muertos. Luego, dispone Sánchez del sectarismo de buena parte del electorado de izquierdas, pronto a creer y difundir que la culpa de todo la tienen los imaginados recortes del PP, el capitalismo salvaje, el ultraliberalismo, los bancos, los ricos, la supuesta contracción del Estado, la desigualdad y qué sé yo qué otras plagas. Tendrá también la ayuda de la torpeza de los otros líderes mundiales, que tomaron medidas tan tarde como Sánchez, y para ocultar que al menos ellos tienen mascarillas, tests y respiradores ya está la televisión. Y sobre todo cuenta con el mejor de los aliados, la oposición.

Tanto el PP como Ciudadanos ansían compartir la responsabilidad de la desastrosa gestión del Gobierno sin exigir apenas participar en sus decisiones. No sólo, sino que están dispuestos a asumir los torpedos que contra la libertad y la democracia consiga disparar Iglesias desde el submarino que capitanea bajo las aguas del Consejo de Ministros, y que van alcanzando al BOE. ¿Cómo pueden estar dispuestos a aceptar una oferta de nuevos Pactos de la Moncloa sin discutir mínimamente su contenido y dirección? ¿Cómo son capaces de avenirse a acordar nada en materia económica para hacer frente a una crisis de caballo con un Gobierno infestado de comunistas? ¿Cómo tienen el valor de mostrarse mansamente dispuestos a entrar en esa ratonera por hacerse con un trocito de queso en forma de foto de unidad en las televisiones del Gobierno?

Por Dios, llevamos quince mil muertos. Muchos de ellos son consecuencia, no sólo de la imprevisión e incapacidad del Gobierno, sino de la forma sectaria, y ya veremos si corrupta, de gestionar la crisis. Lo único que ha sabido hacer el Gobierno ha sido limitar nuestras libertades e intervenir la economía. Una intervención que, salta a la vista, tiene vocación de permanente. Pactar nada con este Gobierno significa contaminarse de todo ello. ¿Quiere la oposición dar imagen de unidad y responsabilidad trabajando codo con codo con el Gobierno? Para hacer eso con un mínimo de garantía, lo primero que hay que exigir es que los comunistas salgan del Gobierno. Mientras tanto, ni agua. No ya unos Pactos de la Moncloa: ni medio voto a favor de ninguno de sus decretos. No tienen ni idea de qué clase de sujetos son los que tienen al otro lado de la mesa.

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