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Pablo Planas

Bienvenidos a la "nueva normalidad"

En cada uno de sus 'Aló Presidente' repite Pedro Sánchez el concepto 'nueva normalidad' sin que se le pregunte o se acepten las preguntas sobre qué significa y en qué consistirá.

En cada uno de sus 'Aló Presidente' repite Pedro Sánchez el concepto 'nueva normalidad' sin que se le pregunte o se acepten las preguntas sobre qué significa y en qué consistirá.
Pedro Sánchez | Moncloa

En cada uno de sus Aló Presidente repite Pedro Sánchez el concepto nueva normalidad sin que se le pregunte o se acepten las preguntas sobre qué significa esa "nueva normalidad" y en qué consistirá. Sin embargo, cabe inferir de los discursos y hechos del Gobierno que dicha normalidad será todo lo opuesto no ya a lo que era normal antes sino a lo que se puede considerar normal en los países libres, civilizados, democráticos y occidentales. Y no hablamos de la distancia social o de tomar cañas.

Por ejemplo, en materia religiosa, y de lo visto hasta ahora, la "nueva normalidad" puede consistir en permitir los ritos islámicos al aire libre en pleno confinamiento mientras se irrumpe en la catedral de Granada porque el obispo está dando misa a veinte fieles separados entre sí por más de veinte metros. Eso sí, no escucharán a ningún obispo quejarse, y menos al que preside la Conferencia Episcopal, el pastor de la estelada Juan José Omella.

En la "nueva normalidad" encajaría que el Gobierno se niegue a mostrar el más mínimo respeto por los miles de muertos causados por el coronavirus pero exhiba sus condolencias a la comunidad musulmana por el fallecimiento de uno de sus líderes. Más "nueva normalidad": la instrucción del PSOE para que sus alcaldes eviten los duelos por los vecinos muertos, todo eso de las corbatas negras, las banderas a media asta o los lutos oficiales, como desveló el alcalde de Villarreal, el socialista José Benlloch. Es mucho mejor que mientras se suceden los muertos la gente salga a aplaudir a los balcones y a cantar el "Resistiré". Que no falten las palmas.

"Nueva normalidad" será también el adoctrinamiento de los niños y adolescentes en TVE con vídeos sobre las incoherencias lingüísticas ilustradas con declaraciones de Rajoy. O los programas infantiles con ministros y altos cargos deshuevándose de risa mientras responden supuestas preguntas sobre el Ratoncito Pérez a cargo de niños cuyos padres a lo peor se han quedado en paro. Ah, pero el Ratoncito tiene salvoconducto, dice el astronauta. Y va con mascarilla, abunda el doctor Simón. Sí, cubrebocas como los que no tienen los médicos y enfermeras. Qué gracia y qué arte.

La "nueva normalidad" es además que el Portal de la Transparencia del Gobierno haya dejado de funcionar y una de las agencias verificadoras de bulos, llamada Newtral, diga que no es que esté cerrado, sino que ha suspendido los plazos de respuesta a preguntas sobre los contratos de las mascarillas defectuosas y los tests falsos. Claro. Y esta noche no será de noche sino que se habrá puesto el sol.

Otro caso de "nueva normalidad" es que la Guardia Civil se dedique a "minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno", como dijo el general Santiago. Así es que la Benemérita es la nueva policía política del Estado policial que pergeña día a día el Gobierno socialcomunista. Y lejos de rectificar, el general y sus colegas de rueda de prensa se dedican unos elogios y un aplauso que recuerdan la famosa escena de la película de Tarantino Pulp Fiction en la que el señor Lobo (Harvey Keitel) conmina a Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) a no chuparse las pirolas tras haber limpiando la sangre del coche en el que han matado por accidente a un pobre desgraciado. Sólo que aquí no hay un señor Lobo, por mucho que Simón se lo crea.

Raro, no obstante, que la Guardia Civil tenga que minimizar ese "clima contrario" al Gobierno en un país en el que el Centro de Investigaciones Sociológicas asegura que un 97,3% de la ciudadanía "respalda las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar la crisis del covid-19".

La "nueva normalidad" consistirá sin duda en el retroceso económico hasta los niveles de la Guerra Civil y la posguerra, la miseria absoluta, la pobreza extrema, las colas en el paro y las colas de beneficencia, los mercados desabastecidos, las cartillas de racionamiento y los subsidios de la indigencia, la inseguridad jurídica, el aumento de los delitos, la censura previa y, en suma, todos los logros históricos del comunismo ruso, chino, cubano y venezolano como esto siga por estos derroteros.

Así que bienvenidos a la "nueva normalidad", gentileza de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, con la colaboración indispensable del comité técnico, del comité científico y del comité de los lapsus/bulos.

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