A Sánchez le han breado el lomo en Bruselas a base de bien. Socialistas y comunistas celebran por todo lo alto un acuerdo que exige a España tres medidas que les causan pavor.
Cuando Sánchez deje el Gobierno, su legado será malo por la inseguridad generada, la ausencia de reformas y las propuestas populistas de incremento de gasto y subida de impuestos que habrán desestabilizado la economía.
Es un asunto de patriotismo y de defensa propia reclamar a la UE un control del presupuesto comunitario en España, dada la incompetencia manifiesta del Gobierno de Sánchez.
El parto de la democracia también fue sangriento. ¿Habrá que derribar las estatuas que los recuerdan y las instituciones creadas por ellos? ¿Tendremos que quemar los parlamentos?