Resultará difícil volver a la situación anterior a que el comunismo bolivariano decidiera destruir España, pero es imposible si la izquierda no cambia.
Para este viaje de ida y vuelta al marianismo hubiera bastado Soraya Sáenz de Santamaría, que, siendo tan rajoyista como Casado, es más brillante que él.
De los miles de independentistas con voluntad de pagar su empeño con cárcel, nada se ha sabido. Nadie ha visto esa voluntad suya. Su existencia es pura imaginación.
Los compañeros de la auténticamente 'popular' portavoz han esperado al peor momento para ejecutar la peor decisión, que ojalá les pase la factura que merecen pagar por su fechoría.