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José García Domínguez

El club de los abuelos falangistas

El querido abuelo del próximo presidente de la Generalitat fue alcalde franquista de Pineda de Mar.

El querido abuelo del próximo presidente de la Generalitat fue alcalde franquista de Pineda de Mar.
Elsa Artadi, Pere Aragonès y Quim Torra, en el Parlamento regional de Cataluña. | EFE

Como era legalmente preceptivo, el nombramiento del camarada apareció publicado en el acta del Consejo Local de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Y rezaba tal que así:

Para el tercio de representación por cabezas de familia han sido proclamados candidatos y también concejales, por aplicación del artículo 55, dos camaradas previamente propuestos por algunos concejales sin recurrir a las engorrosas elecciones que son causa de discordias y odios entre los pueblos.

Tras la consumación de ese formalismo administrativo libre de engorrosos y odiosos preámbulos, el camarada José Aragonés Montsant procedió al siempre emotivo acto de jura de los principios del Movimiento Nacional, instante a partir del cual ya formalmente se podía considerar el nuevo alcalde del municipio de Pineda de Mar. Aunque por lo que el camarada ya tiene reservada una pequeña nota a pie de página en la historia del País Petit no será por eso sino por su condición de bienamado abuelo de su nieto predilecto Pere Aragonès [la tilde también cambió de bando tras la muerte del Caudillo] i García, el ya a estas horas muy inminente president de la Generalitat de Cataluña.

Por lo demás, nieto y abuelo, camarada y company, todavía pudieron compartir juntos el despacho del señor alcalde de Pineda de Mar. Y es que tan tarde como en 1982, año del nacimiento del próximo presidente de Cataluña, el camarada Aragonés [la tilde todavía no había desertado] aún ejercía como primer edil de la localidad tras haber ganado unos comicios por el engorroso método del sufragio universal. Fue, por cierto, encabezando una lista adicta a don Manuel Fraga Iribarne, por aquel entonces líder de Alianza Popular. En cuanto al padre del nieto e hijo del abuelo, de nombre también Pere, prefirió, al igual que la inmensa mayoría de los franquistas catalanes, afiliarse a la coalición CiU, marca con la que consiguió un puesto de concejal en el mismo consistorio que durante lustros mandó su señor progenitor. Por cierto, de los 219 alcaldes franquistas catalanes que se presentaron a las primeras elecciones democráticas, 95, un 45% del total, lo hicieron en las listas de CiU. Migración en masa del fascio redentor al nacionalismo identitario que hizo necesarias unas célebres y cantinflescas disquisiciones bizantinas del pobre Miquel Roca para tratar de explicar las sutiles diferencias ontológicas entre haber sido alcalde franquista o haber sido alcalde durante el franquismo. En fin, que todo queda en familia. Como debe ser.

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