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Cayetano González

Una ignorancia dolorosa y culpable

El desconocimiento que tienen los españoles del daño causado por ETA es escalofriante.

El desconocimiento que tienen los españoles del daño causado por ETA es escalofriante.
Homenaje a Miguel Ángel Blanco, a los 20 años de su asesinato. | EFE

Que más de la mitad de los españoles no sepa quién fue Miguel Ángel Blanco, y que la cifra llegue al 70% cuando se pregunta por José Antonio Ortega Lara, resulta profundamente descorazonador y pone de relieve que desde los poderes públicos, desde las instituciones educativas, desde los medios de comunicación –salvo raras excepciones– e incluso desde las propias familias no se han hecho las cosas bien para preservar la memoria y la dignidad de las víctimas del terrorismo de ETA.

Los datos que arroja el estudio realizado por GAD3 sobre el grado de conocimiento que tienen los españoles del daño causado por ETA son sencillamente escalofriantes. El desconocimiento de los encuestados sobre dos de las víctimas –Ortega Lara y Blanco– más emblemáticas de ETA se extiende también a Irene Villa, que sufrió un atentado junto a su madre cuando ambas iban en coche, y al exministro del PSOE Ernest Lluch, al que no recuerdan como víctima de la banda terrorista más de la mitad de los encuestados.

El esperpento de esta ignorancia sobre esa etapa tan dolorosa de nuestra historia reciente llega a su cenit cuando casi 4 de cada 100 encuestados creen que Josu Ternera, el histórico dirigente de ETA, es una víctima del terrorismo. Lo mismo sucede con otros sanguinarios etarras, como Iñaki de Juan Chaos, Santiago Arróspide (Santi Potros) o Inés del Río.

¿Cómo se ha podido llegar a este grado de ignorancia por parte de una parte importante de nuestra sociedad sobre unos acontecimientos que causaron tanto dolor y que han marcado la historia reciente de España? Las causas son múltiples, pero hay un denominador común a todas ellas: la desidia, el abandono, la falta de compromiso de las instituciones y de otros sectores de la sociedad, como el educativo, para dar a conocer la tragedia que sufrió nuestro país durante más de cincuenta años.

Se suele decir que una sociedad que desconoce su historia está condenada a repetir los errores cometidos. Esperemos que en este caso no sea así, pero resulta demoledor comprobar que sobre todo los jóvenes desconocen absolutamente todo lo relacionado con el drama que vivimos en España por mor del terrorismo de ETA. Y aquí los padres de esas criaturas no salen bien parados, porque tendrían que ser ellos los que hicieran partícipes a sus hijos de lo que sucedió no hace tantos años, y que ellos, por edad, vivieron en primera línea.

Mi experiencia personal en estos últimos años, en que he tenido la oportunidad de explicar en el ámbito universitario la cruda realidad del terrorismo de ETA a través de las víctimas, ha sido muy positiva. Cuando los jóvenes son conscientes de que muchos compatriotas suyos han dado la vida, han sido asesinados por defender la libertad, la democracia, nuestro sistema de convivencia, su reacción es, por un lado, de profundo agradecimiento y, por otro, de compromiso para no olvidar nunca a todas las víctimas del terrorismo.

Muchos de esos jóvenes me han manifestado, después de conocer el testimonio directo de diferentes víctimas de ETA, que debería establecerse en los planes de estudio un contenido específico obligatorio sobre esta parte de la historia de España, para que no se viva en la más absoluta ignorancia al respecto. Se está todavía a tiempo de poner remedio a tanta ignorancia culpable. Si no se hace, un día no muy lejano puede llegar a suceder que ese 4% que piensa que Josu Ternera es una víctima llegue a porcentajes más aberrantes.

De momento, los que gobiernan en España negocian y pactan con los herederos políticos de ETA, dan pésames desde la Presidencia del Gobierno por el suicidio en la cárcel de un etarra, consideran a Ortega Lara un extremista por militar en Vox... y lo siguiente será apoyar a Otegui para que ocupe el sillón de Ajuria-Enea.

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