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Pablo Planas

La Iglesia que arde y la de Iglesias

El capo de Podemos y Echenique son fans declarados del Papa, con quien comparten teorías económicas y sociales.

El capo de Podemos y Echenique son fans declarados del Papa, con quien comparten teorías económicas y sociales.
Una de las iglesias incendiadas por la extrema izquierda chilena en los últimos días | EFE

Para celebrar que hace un año le pegaron fuego al transporte público, la izquierda chilena que se autoproclama antifa ha incendiado dos iglesias del centro de la capital. La alegre muchachada baila la danza de la pachamama sobre las cenizas de los templos de la Asunción y de San Francisco de Borja. Arde la cruz, caen los campanarios y el papa de Roma calla. Faltan dos segundos para que los amigos de Bergoglio atribuyan los incendios a los carabineros. Supuesto terrorismo de falsa bandera.

A nuestros podemitas les encantan las algaradas de sus colegas de la otra orilla del charco. Comparten referentes, doctrina, análisis y propuestas, además de consultoras y recursos. Y el anticristianismo es uno de esos valores compartidos en las luchas comunes. De ahí que una chica tan fina como Rita Maestre asaltara en 2011 la capilla de la Complutense a los gritos de "Arderéis como en el 36", "Menos rosarios y más bolas chinas" y "El Papa no nos deja comernos las almejas". Semejante proeza le ha valido una carrera política en Madrid. Téngase en cuenta que enseñó el sujetador.

Sin embargo, sería injusto no reseñar que las relaciones entre algunos miembros de la jerarquía eclesial y Podemos no tienen nada que ver con aquellos tiempos de bolas chinas. A ninguna aspirante a política se le ocurriría ya entrar en una iglesia gritando lo de las almejas de Maestre. El famoso padre Ángel ha bendecido a Pablo Iglesias por su actuación durante la pandemia, como si haberse desentendido de los ancianos de las residencias fuera un mérito piadoso. Iglesias y Echenique son fans declarados del Papa, con quien comparten teorías económicas y sociales. Y la Conferencia Episcopal también calla y otorga ante el propósito gubernativo de echar a los frailes benedictinos del Valle de los Caídos, pensando que tal vez sea el precio a pagar para no que le expropien la catedral de Córdoba y se le entreguen al imán de Lavapiés.

Así pues, hay una Iglesia con la que se entiende perfectamente Iglesias. Se trata de la Iglesia cómplice de los crímenes de ETA, similar a la Iglesia amarilla de Cataluña y descendiente de la Iglesia de los curas guerrilleros, que no es la de los pobres, a quienes Iglesias ha dejado tirados con una promesa de ingreso mínimo vital que es una de las mentiras más groseras de la historia política de España.

Pero que nadie se equivoque con Iglesias ni aún menos con Sánchez, que el próximo sábado será recibido por Bergoglio en el Vaticano. Ellos no necesitan mandar a nadie a quemar iglesias porque su izquierda, a diferencia de lo que ocurre de momento en Chile, manda. El método, una vez instalados en el poder, es más sofisticado. Por eso Sánchez va a visitar al Papa mientras prepara con su colega Iglesias la demolición de la gran cruz del Valle de los Caídos que tanto molesta al líder podemita porque se ve desde su mansión de Galapagar.

Otra curiosidad de esta izquierda que cree que la iglesia que arde es la única que ilumina es su reverencial respeto por el Islam. No es que feliciten a los musulmanes el Ramadán mientras llaman a la Navidad la fiesta del solsticio de invierno y se ríen de la Semana Santa, es que ni siquiera condenan que un islamista haya decapitado a un profesor en Francia por mostrar una caricatura de Mahoma.

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