Alguien señaló hace unos meses que el presidente del Gobierno tiene vocación de autócrata. Ahora lo estamos constatando sin la menor duda. Ojalá que ya no sea demasiado tarde.
La sociología que yo practico es comparativa. Por desgracia, me enfrento a la tradición cultural española, donde la práctica de comparar se considera de mal gusto.
Carbajosa consigue algo muy difícil, como es mantener la distancia que permite relatar la atrocidad que está viviendo y, al tiempo, no violentar ni forzar la descripción.