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Federico Jiménez Losantos

El Gobierno ocultaba la detención de los matones de Iglesias mientras aireaba el montaje de las balas de kétchup y la navajita plateá

Hay que salir a votar el martes contra Sánchez, Iglesias y sus matones de Vallecas. Son de los dos.

Hay que salir a votar el martes contra Sánchez, Iglesias y sus matones de Vallecas. Son de los dos.
La ministra de Industria y Comercio, Reyes Maroto, muestra una fotografía de la navaja ensangrentada que ha recibido dentro de un sobre. | EFE

Esto de Sánchez no es un gobierno, es una banda que tiene poco que envidiar a las cárceles secretas de Caracas o del Méjico del PRI. Quince días después de la salvaje agresión a pedradas del mitin de Vox en Vallecas hemos conocido unos hechos de extrema gravedad, que hubieran desactivado la campaña ya preparada, con sobres, balas y navajas, achacadas a Vox por el Gobierno.

El PSOE, Podemos y Más Podemos, la izquierda socialcomunista que se presenta a las elecciones en Madrid ya conocía la detención de los escoltas de Iglesias por participar en la agresión a policías, familias y candidatos de Vox, no sólo promovida por Podemos -el adinerado Monedero y el rico marqués- sino jaleada después de los más de veinte policías heridos. Y Marlaska lo ocultó. Y si no hubiera habido policías heridos, seguramente todo seguiría en algún rincón judicial, como la mochila policial de Vallecas.

La burda copia del 11M

Todo en la campaña de Madrid está siendo una copia, sin muertos, aunque pudo haberlos en Vallecas, del 11M de 2004. Entonces, se destruyó la escena del crimen -los vagones y la ropa de las víctimas- mientras los medios de Izquierda culpaban al PP del atentado y rodeaban sus sedes. En 2021 se han ocultado las pruebas de la violencia de Podemos mientras los mismos medios y el Gobierno culpaban a Vox de atacar con balas y navajas a las izquierdas. Y en el PP y Cs gimoteaban: "¡Ni piedras ni balas!". Las piedras y las balas las ponen los mismos, a ver si se enteran en Génova 13.

Como bien señalaba ayer Rosa Díez en El Mundo, lo grave es que, en este caso, el Gobierno es el actor principal de esta farsa siniestra, no la Oposición como en 2004. Es el partido gobernante Podemos el que comete el delito; y es el partido gobernante PSOE, con Sánchez al frente, el que ha ocultado quince días a los delincuentes y culpó a las víctimas del delito que padecieron. Se podrá ser más miserable, pero, sinceramente, no sé cómo.

¿Qué sabían Barceló, Gabilondo y La Pioletera de Errejón?

Llevo diecisiete años pidiendo a Antonio García Ferreras, jefe de informativos de la SER en el 11M, que cuente qué "tres fuentes de la lucha antiterrorista" le dijeron que había "terroristas suicidas en los trenes, con tres capas de calzoncillos y afeitados como hacen los islamistas". La señora de Ferreras, verificadora de trolas contratada por Facebook a través de su agencia Newtral, que de neutral no tiene nada, es más bien New Trola, no me ha ayudado en este empeño, que no pienso abandonar. Pero lo urgente ahora es saber si Ángels Barceló, organizadora en la SER, siempre la SER, de la encerrona a Monasterio, sabía, como sabía Iglesias desde el día de las detenciones, que dos escoltas del cabecilla comunista habían participado en el apedreamiento de la candidata de Vox, a la que la pistolera o Pioletera de Más Madrid le espetó "es usted una aberración", sin que la bien llamada "activista" Barceló, lloriqueándole de la mano a Pabliíto, dijera nada. Es más: organizándole al día siguiente un acto de desagravio en el que ambos repitieron las mentiras sobre la violencia de Vox y taparon la de Podemos.

Si en la encerrona hubiera tenido Monasterio los datos que tenemos hoy sobre la participación directa de dos de los escoltas de Iglesias en su apedreamiento, ni Pablenin, ni La Pioletera, ni Gabilondo hubieran podido atacar a Vox. Ahora lo sabemos casi todo: el Gobierno no sólo sabía, sino que ocultaba el hecho gravísimo de que la escolta del jefe de uno de los dos partidos que forman el Ejecutivo participó directamente en la agresión a los ciudadanos de Vallecas en el mitin de Vox de la plaza de la Constitución.

Las cárceles privadas de México y España

Una película mejicana titulada El conejo en la luna denunció hace dos décadas la corrupción en México DF, entonces bajo la férula de López Obrador, llamado "Cobrador" por sus supuestos vínculos con el narco. El director tuvo que huir al extranjero porque "Cobrador" aparece recibiendo sobres en esa película maldita, que reveló en detalle la existencia de una red de cárceles o calabozos clandestinos donde se detenía y se hacía desaparecer a gente que molestaba al Gobierno o a la colaboración Narcos-PRI. La película contaba el caso de una secuestrada y "desaparecida" europea y cómo se descosieron algunos bolsillos y bocas del régimen. Se salvó de milagro, pero el mexicano tuvo que huir de su país. Nadie en la mafia titiritera de allí y de aquí lo ha reclamado, ni denunciado este caso.

Pero el modelo de cárceles o calabozos particulares de la policía, que se basa en la ocultación al juez -salvo que esté compinchado con ella- y a la opinión pública de la identidad de los detenidos es el que en este caso ha seguido el régimen sanchista-leninista, para el que da que el socio del psicópata de La Moncloa sea Iglesias o Errejón. Hay que averiguar qué redes policiales y judiciales hurtaron a la opinión pública un caso tan importante en la campaña electoral. Y, sobre todo, hay que salir a votar el martes contra Sánchez, Iglesias y sus matones de Vallecas. Son de los dos.

La confesión involuntaria del desertor Iglesias

Que un Gobierno haya ocultado que los escoltas del que ha sido su vicepresidente hasta hace un mes y cuyo partido mantiene cinco carteras y una vicepresidencia han sido instigadores y agresores de un acto electoral de la oposición demuestra que estamos ante un gobierno de delincuentes. No exento de estupidez para aliñar la mendacidad, porque el sujeto que ha alentado la violencia y pagado a los violentos contra Vox se ha quejado, con el respaldo de todo el Gobierno, con Sánchez a la cabeza, de ser él la tierna víctima de la violencia de los que él agredía. Hace falta ser cobarde. Pero, además, el listillo ha sentado cátedra de necio al querer esquivar, como siempre, su responsabilidad personal en los actos de sus matones.

Preguntado por ese delito, encubierto por el Ministerio del Interior, Iglesias ha dicho que los matones no eran escoltas suyos, porque su escolta es de policías nacionales. Pero al menos uno de los detenidos sí estaba contratado por Podemos, sin ser policía ni guardia de seguridad, y es uno de los instigadores y agresores de Vallecas. Como Iglesias lo sabe, se ha refugiado en que los matones detenidos no pueden ser policías y escoltas.

Pero eso es peor. Entonces se trata de matones contratados por él no para defenderlo sino para agredir a gente indefensa y convertir tarea legal de policía o guardia de seguridad en actos de abierto terrorismo urbano, que la Ley de Partidos y el Código Penal contemplan con severidad. Iglesias debería ser procesado como instigador, financiador y justificador de esos delitos. También de desprecio a las víctimas del terrorismo urbano, porque sigue diciendo, en plan Maduro, que fue Abascal el que rompió el cordón de seguridad y agredió a sus matones, cuya violencia sigue justificando. Al exculparse, por pura chulería, el mismo se incrimina y labra su condena.

Cadena de mentiras al máximo nivel

No es la única en mentir delictiva y delictuosamente, porque han alentado la violencia contra un partido legal basándose en mentiras que en realidad habían provocado los comunistas. La vicepresidenta tercera del Gobierno, La Fashionaria Yolanda Díaz, se desplomó de bruces sobre la mesa de García Ferreras cuando éste anunció lo de la navajita de Reyes Maroto como si fuera el maremoto de Bali, y fingía, porque evidentemente el Gobierno sabía que todo el montaje para condenar a Vox partía de una agresión a Vox de los matones de su jefe político, que sigue siendo Iglesias. Lo mismo Ione Belarra e Irene Montero, tan cercanas y tan cercanas a ÉL.

Pero, aunque la vicepresidenta y los ministros comunistas sean los agentes de la violencia, sus encubridores legales son Marlaska y Sánchez. Y si la Fiscal General del Estado no actúa contra esta epopeya delictiva será que sigue siendo la musa de las cloacas judiciales. Y si el ministro de Justicia no anuncia una inmediata investigación sobre la ocultación de la violencia electoral mientras se acusaba las víctimas será porque es sólo el caniche del mastín de la Moncloa, convertida en piso piloto de la Cheka.

Sin encender la luz, Iglesias huye del cine y se va a Tele-Roures

El descubrimiento de la fechoría del Gobierno ha coincidido con la súbita espantá de Pablenin, que, confirmando lo que en ABC adelantó Chicote sobre su abandono de la política y la negociación con Roures de "un proyecto televisivo", ha declarado en el Corriere della Sera que "su figura está desgastada" y que "aporta más votos Yolanda Díaz que él". Pero si Madrid era la trinchera contra el fascismo, La Fashionaria tenía que haber sido la candidata del partido, y no él. Haber montado en la SER el numerito de la víctima frente a Monasterio cuando eran sus matones los agresores de Vox retrata a un mentiroso patológico, gemelo de Sánchez.

El "proyecto televisivo" es una vieja chapuza desempolvada ante la posibilidad de la victoria aplastante de las Derechas y su ridículo personal. Luca Constantini ha revelado que, cuando aún contaba con el patrocinio de Irán, hizo varios programas piloto de "Spoilers", una especie de La Clave en soviético: una película y un coloquio moderado, o sea, azuzado por ÉL. Pero el presunto productor Roures, como contamos en Libertad Digital, es uno de los plutócratas más endeudados y morosos del mundo. A su lado, Ruiz Mateos era un empresario ahorrador tirando a rácano. Siempre fue su financiador. Iglesias hasta abandonó la fiesta de aniversario de Podemos por ir al cumpleaños del golpista catalán en el Hotel Villamagna de Madrid.

Pero una cosa es dar dinero y otra montar un programa de verdad, con audiencias y publicidad, en una cadena o en una plataforma comercial. Barrunto que su resultado sería parecido al que puede cosechar este martes. No hay en la historia de las deserciones militares y las espantás taurinas un caso como el de este contratista de matones. Decir que deja la política antes de que los electores lo ratifiquen o lo echen con su voto retrata a un tirano de prestado, un valentón de pacotilla o, simplemente, un ricacho cobardón.

Y dejo para otro lugar la comparación del asesinato de Calvo Sotelo por los escoltas de Prieto, otro amigo de lo ajeno. Espero sentado la caída de Indalecio Iglesias.

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