Cuando escucho o leo a compañeros sobre determinados futbolistas del FC Barcelona, siento que voy a contracorriente y en ocasiones hasta llego a pensar que no tengo ni la más remota idea de fútbol. Eric García es el presente de la selección española de fútbol, no se puede dudar de él como central porque además tiene el sello de garantía, ni más ni menos que, de Guardiola, Luis Enrique y Koeman. Yo, salvo el partido ante Francia de la final de la Liga de las Naciones, no he visto lo mismo. Pero yo debo ser el extraño. Gavi, con 17 años, ya ha demostrado ser uno más de la selección, donde se ha ganado estar for ever and ever. Yo solo he visto a un chaval al que no le pese la responsabilidad de jugar ante los mejores. De momento, no le he visto nada extraordinario. Sí, tiene técnica, pelea, pero os revelo que hay muchos futbolistas así. Sergio Arribas y Antonio Blanco, del Castilla, también tienen técnica, luchan y no les pesa la camiseta. Y ahí están, jugando en Segunda B. Pero yo debo ser el extraño que no tiene ni idea. Con Pedri también debo ir contracorriente porque, a día de hoy, tampoco he visto ese futbolista incuestionable, el sucesor de Iniesta que con 18 años ya debe ser titular indiscutible en cada partido con su club y con su selección. Yo veo a un jugador con talento, pero también a un futbolista al que le falta ser determinante en la última zona, que es en donde surgen los goles, y que es el espacio que él más ocupa. Pero insisto, yo debo ser el que no tengo ni idea. Y algo parecido a estos ejemplos, que no igual, me sucede con Ansu Fati. A este último sí le he visto una alianza inmediata con el gol, si he visto que tiene una claridad inusual en el área contraría, pero como me sucede con los jugadores que he citado antes y aludiendo a una expresión muy usada por Jaime Ugarte, a todos les falta comer bastantes lentejas. Quiero pensar que no es que no tenga la más remota idea de fútbol porque si no sería más inteligente de lo que yo creía al llevar engañando a Libertad Digital y esRadio desde hace diez años. Quiero pensar que esto se reduce a una guerra mediática y en la que el Barcelona no tiene rival. Tampoco tiene mayor relevancia, salvo para los agentes de dichos futbolistas, mientras el Real Madrid siga ganando los clásicos que con este ya son cuatro seguidos. La primera vez que lo logra el Madrid desde 1965. Un dato que puede definir la trayectoria de ambos proyectos, pese a que el Madrid no tiene a jugadores españoles internacionales, que también he leído que es súper importante.
¿Se imaginan si el partido de Vinicius lo hace Ansu Fati y el partido de Ansu Fati lo hace Vinicius? ¡Sería insoportable! El futbolista del Real Madrid, tras marcar dos tantos al Shakhtar Donetsk, con 7 goles en 11 partidos, todavía tenía que demostrar "más cosas". Tenía que marcar en partidos decisivos, como si no lo hubiera hecho ante el propio Barcelona o ante el Liverpool, y tenía que ser "más regular". Quizá tengan razón, si es que están esperando que Vinicius sea el sucesor de Cristiano Ronaldo. Los goles son cifras importantes pero no lo son todo. El brasileño fue, junto a los dos centrales, el mejor futbolista del Real Madrid. Es un dolor de muelas si tiene confianza y ahora le sale por las orejas. La pide al píe, al espacio, le cubre uno, dos o hasta tres rivales, pasa atrás si son muchos y si ve un hueco, intenta con éxito el desborde. Es eléctrico, encara, se para y vuelve a encarar... Hizo lo que se espera de él aunque no marcara. Pues aun con el historial de ambas promesas, parece que Vinicius pasa examen a diario porque sigue teniendo que demostrar su valía mientras que Ansu Fati ya está consagrado y solo le ha frenado, y de manera temporal, una lesión grave en la rodilla.
Es cierto que el contexto ayuda y ahora es más fácil jugar en el Real Madrid que en el FC Barcelona, pero también es verdad que Vinicius no tuvo la ayuda de Benzema y Rodrygo en ataque, ambos desaparecidos o fallones, y el Real Madrid tampoco dominó la posesión con un centro del campo que fue más parecido a otra línea defensiva que se limitaba a iniciar el contraataque. Ni tan mal porque para eso era el plan de Ancelotti. Casemiro, Modric y Kroos se están adaptando a un rol nuevo en sus ya largas trayectorias. Ahora, quizá por el paso de los años, se están viendo abocados a no presionar arribar, ceder metros y tener menos la pelota a la espera de que resuelvan las individualidades de arriba.
El clásico fue lo que casi todos esperábamos. Los dos están para lo que están. Poco ritmo, pocas ocasiones y poca diversión más allá de un resultado que fue ajustado hasta el último minuto. El Barcelona es un equipo flojísimo, un cachorrillo al que le están saliendo los dientes. Le cuesta mucho morder a su presa aunque domine y le cuesta correr hacia atrás para proteger su casa cuando les amenazan. Mingueza, Eric García y Dest, responsables de frenar a Vinicius, son Teresa de Calcuta. El Madrid es un equipo con limitaciones para dominar pero debo decir que Ancelotti, como lo era Zidane, es un entrenador inteligente. Se adaptan a las caracterísiticas/roles de su plantilla y optimizan sus recursos. Saben que para ganar a este Barcelona no es necesario ganar el centro del campo y con dos chispazos era más que suficiente.
Hay madridistas que están algo contrariados porque el Real Madrid perdió la oportunidad de golear al Barcelona y acrecentar su crisis. Yo no estoy de acuerdo. Creo que los blancos no están para tirar tantos cohetes, sí para ganar el clásico casi por obligación, pero no para mucho más. Y también digo que eso hoy es lo de menos porque, aun con una victoria por la mínima, esto sirve para consolidar algo más el proyecto de Ancelotti. Da tranquilidad. Y casi mejor que no fuera una goleada porque sino a Koeman le queman el coche. ¡Pobre hombre!
Si algo me ha gustado de Ancelotti en estos tres meses es que supo admitir y corregir sus errores ante Villareal, Shakhtar y Espanyol, que no se casa con ningún futbolista y confía en ellos si estos le devuelven la confianza. Así está Vinicius, como nunca. Si ayer hubiera sido Zidane el entrenador, es muy probable que Hazard hubiese sido titular y sino, hubiese tenido minutos. Lucas Vázquez, mofa todavía de muchos madridistas, está volviendo a callar a todos ellos mientras sigue haciendo su trabajo sin esa publicidad que gozan los jugadores que nacen en La Masia. Fíjense en la jugada del 0 a 2. Lucas está detrás de Piqué en el intento de remate del central y unos segundos después, es quien acaba marcando en el área contraria tras haber pasado previamente a Asensio. Son 90 metros de carrera tras 90 minutos en sus piernas.
Y por último, pero no menos importante, David Alaba. Es un fichaje de rendimiento inmediato y que entra perfectamente en la sintonía de este artículo porque vino a sustituir a un futbolista que mediáticamente gana todas las batallas. "¿Cómo Florentino puedo permitir que se marchara Sergio Ramos?" ¿Hace falta extenderme en esta pregunta? Hasta los más fieles seguidores del jugador del PSG, club con el que todavía no ha debutado, ya saben cual es la respuesta. Se llama David y se apellida Alaba (Es que vengo de ver la última de Bond) Y en su tarjeta de visita pone lo siguiente: "líder de cualquier vestuario". Y lo mismo podría decir de Varane y Militao. Se fue un secundario de lujo y le ha sustituido otro con el mismo rol. Es como si en el Real Madrid, en las oficinas del club, donde se ficha, supieran de fútbol. O quizá estén equivocados y Eric García sea mejor, que para eso lo dice la prensa.