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Pablo Molina

¿Por qué en Murcia sí y en Castilla y León no?

La imposición del centro centrado casadista en Murcia llevaría a la salida de la política de López Miras, presidente regional y gran amigo de García Egea.

La imposición del centro centrado casadista en Murcia llevaría a la salida de la política de López Miras, presidente regional y gran amigo de García Egea.
Teodoro García Egea y Fernando López Miras, en una imagen de archivo. | EFE

La intervención del presidente del PP ante el Comité Ejecutivo de su partido ha despejado todas las dudas en torno a los futuros acuerdos para la gobernabilidad de Castilla y León: no habrá pacto con Vox. Ahí podría haber terminado su discurso; pero Casado se adornó para la ocasión apuntalando su mensaje central con un alarde de centrismo como no habíamos visto en España en mucho tiempo.

Pablo Casado quiere que su partido esté en el centro y, por tanto, equidistante de "los extremismos de izquierdas y derechas", en clara referencia a Podemos y Vox. La ubicación espacial del PP en el terreno político resulta sin embargo confusa, porque se trata de "un partido situado a la derecha" pero dispuesto a hacer política de centro rechazando por igual "el bloque de ruptura de los extremismos a un lado y al otro".

A ver un momentito. Si el PP está en la derecha no puede ser equidistante "de los extremismos de izquierdas y de derechas", sino que estará más próximo a Vox que a Podemos. De hecho, es lo que opinaría seguramente la práctica totalidad de los votantes del PP, que tienden a sentirse más cercanos a un partido conservador que a un movimiento comunista forjado en el chavismo. Siendo esto así, la vocación centrista de Casado supone una traición a sus votantes, porque estaría utilizando sus votos para hacer una política más a la izquierda de lo que querrían quienes le entregan su confianza.

En ese "inmenso espacio del centro reformista" que Casado reclama como propio cabe un acuerdo con el PSOE para dejar gobernar a Fernández Mañueco en solitario, pero nunca un pacto de legislatura con Vox y mucho menos su entrada en el Gobierno, porque eso sería renunciar a los sólidos principios que tradicionalmente han caracterizado al PP. Pues alguien deberá explicarle eso al presidente de Murcia, que tiene en su Gobierno regional a una consejera de Vox y sostiene su mayoría parlamentaria gracias al apoyo de ese grupo parlamentario. Si el PP pretende la hegemonía del inmenso espacio del centro reformista y rechaza los "extremismos de izquierdas y de derechas", tendrá que destituirla inmediatamente y asumir las consecuencias. ¿O es que en Murcia si se puede gobernar con Vox pero en Castilla y León no?

Esa imposición del centro centrado en Murcia llevaría a la salida de la política de López Miras, presidente regional y gran amigo de García Egea, que no podría presentarse a unas nuevas elecciones por la actual normativa electoral. Pero como Casado asegura que los principios del PP centrado están por encima de cualquier otro interés, es de esperar que aplique en Murcia lo que reclama para Castilla y León. Si hoy mismo no decretan el cese como consejera del Gobierno murciano de la diputada de Vox, muchos comenzarán a sospechar que igual los que mienten sobre adelantos electorales no están en Libertad Digital.

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