Pedro Sánchez ha dicho en la sesión de control de este miércoles que, "si vemos el precio del gas, podemos constatar que Putin llevaba unos meses preparando la guerra". Según el presidente del Gobierno, la energía cotiza como los cuernos de unicornio por la "única responsabilidad" del tirano ruso. Las especificidades españolas son los padres. La tesis la ha suscrito su vicepresidenta económica Nadia Calviño, la que más sabe de la cosa. El antiguo espía de la KGB es el Rey Carmesí de las novelas de Stephen King, el Mal supremo que no entiende de tiempos ni de espacios. A este ritmo, en las nuevas escuelas sin límite de suspensos para pasar de curso se enseñará que Putin fue el moro Muza, Fernando VII y Billy El Niño.
Al PP le urge un líder más que al Real Madrid marcar dos goles –o tres, por asegurar– esta noche en el Bernabéu. La sustituta parlamentaria de Casado, Cuca Gamarra, con la fuerza de una Casera sin gas, exigió al líder del Ejecutivo que no utilice la guerra como "coartada", pidió una bajada de impuestos y la expulsión inmediata de los ministros de Unidas Podemos del Gobierno de España. La bancada popular aplaudió a su portavoz como si fuera Churchill. Sánchez, que "torea por ambos pitones a amigos ruines y a enemigos torpes" (Pérez-Reverte), se la zampó como Mbappé a Carvajal hace unas semanas: "Lo que me faltaba escuchar. ¿Que yo utilizo la guerra para qué, señoría?". "España se está enfrentando a una guerra sin el apoyo del principal partido de la oposición", lamentó el presidente, relamiéndose y fingiendo indignación.
Espinosa de los Monteros dijo que es Calviño, y no el sátrapa de Rusia ni Franco, "la que está hundiendo a los españoles": "Lo que no es covid, es Ucrania. Así se van a tirar ustedes toda la legislatura". El portavoz de Vox criticó que, con el tiempo que hace, se hayan destinado "20.300 millones de euros para políticas feministas transversales". También lo hizo el diputado de Cs Guillermo Díaz: "Putin asesina a hombres y mujeres, a niños y niñas por igual. Esa es la política de igualdad de Putin, al que Podemos apacigua". Como opositando a Gandhi o a uno de estos, concluyó: "Por el bien de la Humanidad, eche a Podemos".
Macarena Olona preguntó a su "querida ministra" Yolanda Díaz si "los sindicatos de clase se han convertido en plataformas suyas personales". La portavoz adjunta de Vox en el Congreso tiró de cifras –los 443 metros cuadrados de la vivienda oficial de la vicepresidenta segunda, el precio de la luz, el de la gasolina, el número de oficinas del SEPE cerradas, etcétera– y anunció que, "el próximo 19 de marzo", su partido y el sindicato Solidaridad "van a sacar a los españoles a la calle". En relación a CCOO y UGT, Díaz apuntó que el Gobierno cumplirá "con la ley" financiándolos, del mismo modo que financia a Vox con diez millones de euros. "Usted y sus chiringuitos no representan a nadie", remató. Los más de 3,6 millones de votos traducidos en 52 diputados son entes ficticios. Como el Marca en verano.
Ana Belén Vázquez e Ignacio Gil Lázaro preguntaron a Marlaska por los asaltos violentos en la valla de Melilla. "Se protegen las fronteras exteriores de la UE, que son también las fronteras españolas", garantizó el ministro del Interior. Replicó el voxero: "Es intolerable que la facción comunista del Gobierno, siguiendo la estela de determinadas ONG al servicio de las mafias, exija investigaciones por lo ocurrido en Melilla". "Po vale", le faltó decir al magistrado.