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EDITORIAL

Delgado o el insuperable descrédito de la fiscal general del Estado

Delgado mintió descaradamente al asegurar que no había tenido conocimiento ni participado en el artero procedimiento contra Stampa.

Por si no hubiera suficientes razones por las que que la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, habría tenido que ser destituida, la noticia de que fue informada en tiempo real y al detalle de la investigación que la Fiscalía Superior de Madrid había abierto al ex fiscal anticorrupción Ignacio Stampa prueba que Delgado mintió descaradamente al asegurar que no había tenido conocimiento ni participado en dicho procedimiento.

Téngase en cuenta que, por sugerencia precisamente de la mano derecha y secretario técnico de Delgado, Álvaro García, el procedimiento contra Stampa por un supuesto delito de relevación de secretos fue arteramente mantenido abierto a pesar de las numerosas propuestas de archivo por parte del instructor, basadas en que no había contra Stampa "huella alguna de indicio, ni tan siquiera sospechas", de la comisión de delito alguno. De esta forma, el número dos de Delgado mantuvo bajo sospecha sin fundamento alguno a Stampa en unos momentos en que este optaba a la plaza de fiscal anticorrupción, que hasta entonces había ejercido en comisión de servicios y que se tendría que decidir por votación en el Consejo Fiscal del 27 de octubre de 2020. En estas circunstancias, no es de extrañar que ningún vocal del CF votara a favor de adjudicar a Stampa la plaza, condicionados como estaban por las noticias que lo desacreditaban en la prensa.

De esta vergonzosa forma, Stampa vio truncada su carrera profesional y fue apartado de una investigación que durante años había llevado a cabo en su etapa de comisión de servicios como, precisamente, la relativa al caso Tándem (el caso Villarejo), en la que está salpicada la propia fiscal de general del Estado por su estrecha relación con el principal acusado y por su relación sentimental con el condenado exjuez Baltasar Garzón, cuyo bufete se ocupa de la defensa de varios imputados en la causa.

Si las peligrosas y nada presentables relaciones de Delgado –además de su pasado como ministra socialista de Justicia– ya la hacían incompatible con su cargo, el hecho de que mintiera cuando negó ante el CF del 24 de noviembre de 2021 haber participado en la investigación abierta al fiscal Stampa la desacredita por partida doble. No es de extrañar, en este sentido, que la dimisión de Delgado haya sido exigida tanto por la mayoritaria Asociación de Fiscales como por la minoritaria Asociación Profesional Independiente de Fiscales.

Claro que si el Gobierno de Sánchez ha tenido la desvergüenza de culpar de la inflación y el precio de la energía a la invasión rusa de Ucrania, no cabe dudar de que también la utilizará para desviar la atención de este monumental escándalo: el caso Delgado.

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