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Mercedes Rodríguez Martín

Los artistas del fracaso

Se viene un terremoto político y lo saben: será un espectáculo ver cómo intentan disimularlo. 

Se viene un terremoto político y lo saben: será un espectáculo ver cómo intentan disimularlo. 
La portavoz socialista Adriana Lastra | EFE

Quizás la mayor decepción de la izquierda de entre las muchas que les dejó la noche electoral del 19J sea, aunque proclamen lo contrario, el pobre resultado de Vox. Ya no se repetirá el culebrón poselectoral de Castilla y León; ya no habrá cruce de declaraciones sobre apoyos gratis, cargos en el Gobierno, pactos que "retraten" a Feijóo o incluso globos sonda sobre abstenciones para "frenar a la extrema derecha". Desgraciadamente para el PSOE, y también para la amalgama de partidos a su izquierda, esta semana habrá pocos asuntos que distraigan del que es el hecho clave de estas elecciones: que Andalucía ha dejado de ser el "granero de voto" de los socialistas; que el PSOE, y sus socios, han sufrido una derrota mucho peor de lo esperada que los aboca a escenarios apocalípticos en las próximas citas con las urnas.

Quizás por ello, ha habido más creatividad de la que suele en esos balances políticos de emergencia con el escrutinio aún por acabar; esas declaraciones llamadas a marcar el paso de los análisis del día después, que buscan camuflar los resultados malos y maquillar los fracasos estrepitosos. Aunque hubo bastantes candidatos que lo tuvieron complicado la pasada noche, el premio sin duda se lo llevó el PSOE y la elegida para pasar los números por el tamiz socialista: Adriana Lastra. Sin el comodín de Vox, sin las frases estrella que sin duda se tenían reservadas soñando con un Moreno forzado a meter en el gobierno a Macarena Olona, Lastra acometió sin rubor su misión de decir que no era para tanto lo ocurrido. La culpa de la derrota socialista, dijo, es del "contexto" y la victoria de Moreno ha sido gracias a Pedro Sánchez y la "socialdemocracia":

Moreno ha llegado a las elecciones tras superar la crisis del covid con los ingentes recursos aportados por el Gobierno de España. Lo que vemos hoy en Andalucía es lo mismo que se ha producido en todas las elecciones posteriores al covid, la consolidación de los gobiernos que han contado con mas recursos para hacer frente a la pandemia, con la aplicación de políticas socialdemócratas en Europa y en España.

¿Quería convencernos Lastra de que el beatífico Sánchez decidió que fueran las autonomías las que gestionaran el desastre para que gozaran de las bondades de las políticas socialistas? ¿Nos equivocamos cuando al oírle hablar de "cogobernanza" pensábamos que estaba escurriendo el bulto?

Quizás poco consciente de que ese argumento es difícil de tragar hasta por los más incondicionales del partido, Lastra siguió lanzando mensajes aún más inverosímiles: la arrolladora victoria de Moreno supone, en realidad, una "involución" para el PP que habría seguido una maquiavélica estratagema diseñada por Casado y culminada por Feijóo para mantener "tres gobiernos que ya ostentaba", algo que al parecer es poca cosa para la socialista, que se apañó para mentar a Vox pese a que ya se conocía que su papel iba a ser irrelevante en Andalucía:

"(…) Tres elecciones autonómicas en tres territorios favorables al PP para intentar consolidar su propia imagen. El balance es ciertamente escaso: el PSOE sigue liderando las encuestas nacionales, el PP mantiene tres gobiernos que ya ostentaba y el PP cambia de aliados del centro a la ultra derecha, en este caso en Castilla y León. El PP ha pasado con Feijóo de la inmovilidad a la involución".

Habrá estos días muchos más intentos de dulcificar lo que ha ocurrido con piruetas aún más osadas que las de Lastra; habrá quien quiera seguir hablando de Vox a cuenta de la estrategia de Moreno, quien trate de especular sobre equilibrios de fuerzas en el PP y tensiones entre los barones, pero no se despisten: el dato clave de este 19J es que la derecha cuenta con 72 escaños y la izquierda con 37; que Moreno duplicó votos y escaños y el PSOE no ganó ni en Dos Hermanas. Se viene un terremoto político y lo saben: será un espectáculo ver cómo intentan disimularlo.

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