Adriana Lastra terminó siendo una oración simple que ha dejado un sinfín de subordinadas. Ecopedro (Falcon-Superpuma-Audi) ya tiene nuevos pajes que recojan la cola de su bata antes de que se le tizne en los incendios como si fuera una vulgar toga de un simple fiscal general.
Una susanista y madinista conversa, un candidato fracasado y la ministra chiqui forman el nuevo triángulo de poder del presidente. En detalle: Pilar Alegría, portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE; Patxi López, portavoz parlamentario y María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, la número dos de Sánchez. Atrás quedaron Carmen Calvo, José Luis Ábalos y Adriana Lastra. También Iván Redondo, quizá Bolaños… Y el que sea menester.
Paralelamente, Lilith Verstrynge, hipotónica republicana, asciende a la categoría de viceministra con Ione Belarra, que se deshace de Enrique de Santiago, hiperbólico comunista. Si no haces cambios no eres nadie en esta mansión roja de Playboy, así que Podemos ha enviado un mensaje directo a Yolanda Díaz para que siga escuchando y sumando lo que quiera pero sin ellos. Entre comunistas, las guerras son especialmente cruentas así que habrá que estar atentos. El hiperbólico que confesó que, si pudiera, iría a La Zarzuela para lo mismo que Lenin fue el Palacio de Invierno, no se irá sin más. La fatigada tricolor no le quitará la Agenda así como así.
María Jesús Montero es la que pronunció un carmencalvismo sobre el dinero público para no iniciados: "el superávit es quedarse con dinero sin gastar para los ciudadanos". Debió de decirlo porque fue consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía entre 2013 y 2018 y allí, en el Régimen, lo normal era quedarse con el dinero de los ciudadanos sin más y encima con deuda. Lo que viene a ser robar. Luego se ganó el apodo respondiendo a una periodista que preguntaba por desajustes en los presupuestos:
"Pasarse en un presupuesto es fácil, ¿vale? No tiene problema, no tiene problema… Lo he dicho siempre, chiqui, son 1.200 millones, eso es poco, eso es poco… eso quitas o pones una parte del presupuesto…".
También opina que "el paso de Rajoy y Aznar por La Moncloa fue nefasto para la política energética". Luego vino Putin, menos mal. Pero el PSOE lo ha hecho estupendamente y por eso habrá que ir a por leña (que no dejan) para el invierno. El caso es que Sánchez necesita personal que defienda imposibles, que no se sonroje al mentir y que acuse de lo propio al prójimo sin despeinarse. Si además maneja el dinero como el trilero la bolita, su nueva escudera es idónea.
De Pilar Alegría falta por conocer el alcance real de su formación para el desempeño de sus funciones en el ministerio de Educación. Como su antecesora Isabel Celaá, dice lo que no hace y elige para los suyos la enseñanza privada internacional. Lo que sí está constatado es que fue contra Sánchez dos veces: con Eduardo Madina y con Susana Díaz. Así que procede del fracaso, como Patxi. Para merecer el perdón guardará las puertas de Ferraz, las que quiso cerrar a Sánchez.
Patxi López está enfadado de antemano, por si acaso. Es de los que nunca comprende casi nada de lo que sucede a su alrededor creyendo que eso le confiere cierta autoridad intelectual. Lo cierto es que comprende poco y punto, pero el escudo de la indignación le permite a veces salir del paso.
Aunque fracasó frente a Sánchez en las primarias de 2017, López, como Chiqui Montero, puede ser muy útil para el proyecto personal del presidente: es capaz de defender frente al propio Sánchez que el PSOE jamás admitirá que Cataluña o el País Vasco sean una nación y convertirse después en el más entusiasta valedor de los pactos con Bildu calificando al PP de oposición "indecente". Se hace a todo, como su jefe. Pierde y recupera el sueño sin problema, miente sin rubor.
Pero sigue maldito por aquella frase de Pilar Ruiz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, que le reprochó en una demoledora y merecida carta la negociación del PSOE de Zapatero con la banda terrorista:
"Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!".
Y si el cargo de Patxi López, ex lehendakari gracias al PP, beneficia la relación de Sánchez con la banda de Otegi, no digamos el de la ex fiscal de la Audiencia, ex ministra de Justicia y luego Fiscal General del Estado, que ahora parece llamada a fiscalizar también la Historia de España.
Dolores Delgado los alega de espalda, el más común de los dolores, incluidas las hernias discales, para dejar el puesto ("¿Quién nombra al fiscal general? Pues eso") a un amigo que hasta podría superarla en parcialidad, Álvaro García Ortiz, socialista más militante que uno de carné porque no todos los que lo tienen participan en actos de proselitismo socialista y él sí, como uno más. O como el que más.
Si hablamos de sangre helada, la intención del amigo de Dolores es borrar el asesinato de Miguel Ángel Blanco, una de las páginas más trágica de nuestra historia. Ha prescrito, dice. Así que no cabe llamar a jefes etarras para que respondan por ello, pobres. Había que redondear la insultante campaña del 25 aniversario del secuestro y asesinato de Blanco y del rescate de Ortega Lara por la Guardia Civil y lo han conseguido.
ETA ya está escribiendo la Memoria Democrática y el gobierno de España quiere dedicarle sus mayores esfuerzos y mejores atenciones. Para eso dicen que se va Delgado con sus Dolores, más llevaderos, a contribuir como fiscal a esa Memoria de la banda contra la Democracia y contra España. Al socio proetarra, representado en el Congreso por la que publicaba los anuncios clasificados y codificados de ETA en Egin, Mertxe Aizpurua, nunca le había ido tan bien. Los etarras, poco a poco, vuelven a sus casas gracias al ministro Marlaska, al que ya aplican con buen criterio el derecho de admisión en los bares. Desde luego la infamia es insuperable. Orwell rechazaría este desenlace, por exagerado, para una ficción.
Lo que nos espera con Patxi, Chiqui, Pili y hasta con Lilith es terrible pero previsible. Mediocres, fracasados y conversos elegidos para mayor engorde del líder y para librar las batallitas del poder interno a costa del ciudadano. Un invierno crudo como pocos.
Si añadimos las tramas para asaltar empresas e instituciones estratégicas y el descarado golpe a la Justicia, sólo cabe esperar que Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal sean capaces de rodearse de los mejores, sin adornos ni reojos, para sacarnos de la sima a la que caemos.
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De la tragedia de los incendios puede extraerse una pavesa de optimismo: los que de veras saben se han hartado definitivamente de los ecologistas de despacho y han alzado la voz. Ya cunde el eco de que los que viven del monte aman el monte y por eso saben y quieren conservarlo aunque no les dejen.
Y saben y explican que conservar no es poner lacitos a las jaras ni mantener todo lo que sea verde a toda costa, sin salida, sin claros, sin opciones para luchar contra un fuego. Que en invierno, cuando el frío protege el suelo, hay incendios que el monte agradece. Y desbroces, podas y talas que además de ofrecer leña, calor, a los vecinos libran al suelo de una basura vegetal mucho más peligrosa que el plástico. Se empeñan en reciclar compulsivamente y mal en las ciudades y lo prohíben en el monte dejando que la madera muerta sea pasto para el fuego.
Saben también, y por fin se les oye, que no todos los arbolitos son buenos en todas partes porque unos cortan el fuego mejor que otros, que lo avivan, pero se insiste en repoblar con ellos sin atender a nada más. Que el pastoreo y la caza vigilan y cuidan el monte mejor que nadie y antes que nadie. Que el calor intenso es peligroso pero que más, mucho más, lo es la ignorancia, tan extendida y voraz.
Han hablado por fin muchos de los que saben y a los que siempre se ignoraba. A ver si un día llega alguien capaz de alumbrar una Ley de Montes nacional que de verdad los proteja de tanto inútil in-sostenible.