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Madrid

Jesús Fernández Úbeda

El debate de los taxistas y una acusación de gerontocidio

Estos mártires del sistema ayusista encuentran el consuelo y el desahogo en los portavoces de los grupos de izquierda de la cámara autonómica.

Estos mártires del sistema ayusista encuentran el consuelo y el desahogo en los portavoces de los grupos de izquierda de la cámara autonómica.
La portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Alejandra Jacinto. | EFE

A juzgar por lo escuchado este martes en la Asamblea de Madrid, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la región, a la lista de colectivos vulnerables –mujeres víctimas de violencia de género, víctimas del terrorismo, personas en riesgo de exclusión social, etcétera– hay que añadir el de los taxistas. Resulta que estos mártires del sistema ayusista encuentran el consuelo y el desahogo en los portavoces de los grupos de izquierda de la cámara autonómica. Así, la líder de la oposición, Mónica García, recogió el "recado" de un tipo que suplicó/suplica a la presidenta madrileña que les "deje de hacer la vida imposible". El socialista Juan Lobato dio voz a Julio, quien "se pregunta cómo puede pensar usted –Ayuso– que la solución para el sector del taxi es que trabajen 24 horas al día, 7 días a la semana". Finalmente, la podemita Alejandra Jacinto nos presentó a Iván, un moderno santo Job digno de una película de esas que da Antena 3 los fines de semana por la tarde al que, de verdad, sólo le falta que los Reyes Magos le traigan la última novela de Elisa Beni. Dios le libre.

La sesión comenzó con un aplauso artificioso, plastificado y excesivo de la bancada socialista a Lobato. Continuó con la intervención de Mónica García, quien dijo que Ayuso "está en Babia o, mejor dicho, en Tabarnia", tildó al gobierno regional de, cojo aire, "egoísta", "ególatra", "narcisista" y "negacionista" –algún calificativo me dejo–, celebró que Carrefour, "una empresa no muy soviética", controle los precios, y destacó que "Madrid tiene clima". Escuchando esto, uno se pregunta si existe algún lugar en el mundo que no lo tenga. En fin, por si acaso, aquel lector que se hallare en un punto que, a diferencia de la capital patria, carezca de un "conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región", que se meta a taxista y se lo transmita a la líder de Más Madrid.

Después vino Lobato. Lo-ba-to: "la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes" (Nabokov). Demandó bonos a punta de pala y afeó a Ayuso la ausencia de Feijóo. Rocío Monasterio, más sutil, agradeció la asistencia de Abascal. La portavoz de Vox dijo que su Madrid no es el de los 136 diputados "costosísimos", ni el de los "activistas de izquierda en las aulas", ni el de "la memoria histórica, el revanchismo y el resentimiento". Le soltó un palito al recién dimitido Toni Cantó y preguntó a la presidenta si le parece bien "el Madrid Central de Almeida".

Alejandra Jacinto acusó a Ayuso de gerontocida. Tal cual: "Hace 909 días que usted, señora Ayuso, decidió dejar morir a 7.291 personas atrapadas en residencias. Yo sé que usted tiene la esperanza de que el tiempo entierre a esas 7.291 personas a las que usted condenó a pena de muerte, pero sus familias no olvidan. Y por eso hoy, junto a ellas, volvemos a exigirle una comisión de investigación. Es lo mínimo que puede hacer. Y miren, la masacre de las residencias, en el fondo, ocurrió porque detrás del cuidado de nuestros mayores también está operando su plan de negocio". Su discurso, por cierto, estaba aliñado con unas maravillosas acotaciones teatrales: "Con sonrisilla socarrona", "Muy molesta en tu actitud", "Más enfadada aún". Joe Biden las hubiera leído.

Carolina Alonso, la otra portavoz podemita, lamentó que Ayuso gobierne para los "ultrarricos" y que todo lo haga mal; el portavoz popular, Pedro Muñoz Abrines, dijo todo lo contrario, claro. La presidenta, finalmente, se sorprendió de que todos los taxistas sean "de ultraizquierda". Defendió la existencia de la Oficina del Español, enumeró los "chiringuitos" del Gobierno central, empezando por sus 22 ministerios, y de otros ejecutivos autonómicos, y recomendó a García la creación de "dos oficinas más: la del Bulo y la del Tuitero Compulsivo". Sobre las víctimas de la covid: "Hay que ser miserable para estar hablando siempre de los ancianos cuando ancianos, jóvenes y gente de toda condición moría en las residencias y en los hospitales". Sobre el luto de tres días por la muerte de Isabel II: "En esta vida, si te tienes que exceder en algo, que sea en amabilidad". Bueno, a ver. También, irónica, mencionó a los taxistas Manolo y Pedro. Me faltó El Fary. El aire acondicionado estaba a 22 grados.

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