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Agapito Maestre

Anacronismo político: la negociación del PP con el PSOE

La autoridad política de estos líderes es anacrónica. No está a la altura de la actualidad de un país democrático.

La autoridad política de estos líderes es anacrónica. No está a la altura de la actualidad de un país democrático.
Pedro Sánchez y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. | EFE

La aceptación de la realidad por parte de los políticos descubre sus debilidades. La negociación de los segundos espadas del PSOE y el PP por repartirse el botín de la justicia los está dejando desnudos. Nadie se equivoque a la hora de estigmatizar la figura de Sánchez por contraste con el alma limpia de Feijóo. La maldad de los líderes de los dos partidos rivales es compartida, por desgracia, por millones de españoles. La unanimidad a la hora de someterse a un jefe carismático, como si se tratase de un Gran Padre, es un mal común de la política mundial. España tampoco en esto es excepcional: a todos los líderes políticos les cuesta Dios y ayuda aceptar la realidad. Algo parecido le sucede a sus seguidores. Lo obvio y lo real, sí, en la política española, como en la europea, es una quimera. El Gobierno la oculta y la Oposición la manipula. Los partidos políticos españoles huyen de lo real como de la peste.

Los jefes de los partidos rivales jamás consiguen establecer una convergencia de intereses, entre otras razones, porque eso significaría para ellos descubrir sus carencias y debilidades. Pero, cuando hallan algo en común, quedan descubiertos. Cuestionados. Eso es exactamente lo que está ocurriendo en el chanchullo entre el PSOE y el PP para repartirse los despojos del poder judicial. Los dos reconocen la importancia de la cosa —ni más ni menos que la autonomía del Derecho en un Estado democrático—, pero el reconocimiento de esa realidad lleva aparejado su debilidad. Los dos están quedando como partidos antidemocráticos. Nada nuevo para quien siga un poco la trayectoria de esos partidos. La cuestión ahora es cuál de ellos sacará más réditos de ese cambalache en unas próximas elecciones. El tiempo lo dirá. Yo soy de la opinión de que el PSOE acabará sacando más ventajas que el PP de ese trasiego, entre otros motivos, porque tiene entre sus filas mejores y más experimentados técnicos y burócratas en la manipulación de las instituciones judiciales.

En cualquier caso, el líder del PP, Núñez Feijóo, ha querido dejar claro el asunto apostando por cerrar el cambalache con Sánchez, incluso cediendo, según dicen todas las fuentes, un miembro del CGPJ al PNV. Tampoco esto es nuevo. Fue práctica cotidiana del PP trasegar y negociar con los nacionalistas vascos en todas las instituciones, a pesar de que le dieran el poder a Sánchez en la sucia moción de censura que le montaron al displicente Rajoy. Feijóo vuelve a lo de siempre, o sea, el PP quiere ir de la mano con los nacionalistas. Desprecia cualquier proyecto político que tienda a fortalecer la vertebración de la idea de nación española. He ahí la gran debilidad mostrada por Feijóo en la oscura negociación con el PSOE para repartirse los miembros del CGPJ y el Constitucional.

En fin, los estilos y los tonos de Sánchez y Feijóo son radicalmente diferentes, pero tiendo a pensar que tienen algo en común: creen que su autoridad política está muy cercana a la autoridad religiosa. Falso. La autoridad política de estos líderes es anacrónica. No está a la altura de la actualidad de un país democrático. Millones de españoles no están dispuestos, o al menos eso quiero creer, a someterse a la jefatura de esos personajes.

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