Olvide a Pedro Sánchez cargando contra la "derecha política, judicial y mediática", a Felipe Sicilia hablando de tricornios, a Patxi López exclamando "el poder legislativo legisla". Olvídense de las advertencias de los vocales del CGPJ, de las carreras para liquidar las reformas en un puñado de días, de lo visto y oído el pasado 15 de diciembre en el Congreso. En esta frase, de una fuente socialista a un periodista de El País se condensa lo que, según Pedro Sánchez, ha pasado. Lo que, usted y yo, deberíamos pensar:
ERC está firmando las condiciones de su derrota. Sabe que el procés está muerto, que salió mal, y ahora han negociado simplemente una reducción de penas. No lo van a reconocer, pero es lo que hay. Y vale la pena.
La frase es absolutamente fascinante. Quizás lo más vistoso sea el "simplemente". "Simplemente una reducción de penas". Por qué, parece pensar ese socialista anónimo, tantos golpes en el pecho por unas reformillas en el Código Penal que liquidan un delito que castiga a los que atentan contra el orden constitucional, reducen de forma importante las penas para quienes gastan en lo que no deben ingentes cantidades de dinero público y, en definitiva, corrigen desde el Gobierno lo que en su día dictaron los tribunales contra los cabecillas del 1-O. Lo hecho se puede calificar de muchas maneras pero… ¿simple? Qué mezcla de fanatismo, atrevimiento y confianza ciega en la capacidad de tragar con todo del votante.
Es llamativa también, por su fe en la capacidad de no ver de los lectores, esa alusión a la "derrota" de ERC y esa aseveración de que "el procés está muerto". ¿De qué habla exactamente? ¿Ahí incluye todas las declaraciones sobre un posible referéndum lanzadas por Junqueras, Aragonés y a las que incluso se sumó Illa confirmando que aquí ya vale todo y que a nadie le importa negar o afirmar algo si total lo dicho quedará arrollado por los acontecimientos en semanas, días u horas?
Y ya al final, y abierta a las más variadas interpretaciones, está ese enigmático "vale la pena" lanzado al viento para que el lector que busque una explicación a este despropósito deje volar la imaginación. Vale la pena… ¿para quién? ¿Aludirá quizás a las expectativas electorales del PSOE en Cataluña? ¿Alude al propio Sánchez y sus métodos de apisonadora para mantenerse en el poder? ¿Aspira a hacer creer que nos vale la pena a todos? ¿Habla, quizás, en exclusiva de los catalanes y esa supuesta feliz convivencia actual de la que beatíficamente presume el presidente entre ataque y ataque al PP? ¿O es sólo una frase hecha para convencernos de que dejemos de darle vueltas?
Ante una semana en la que los atropellos superarán nuevos límites, lo que sí "vale la pena", para contrarrestarlo, es estar atentos a estos contorsionismos que quieren justificar lo injustificable y negar lo que vemos y oímos. Qué aterrador que haya tantos dispuestos a creerlos.