
Es de los más grandes enigmas de la historia de España. No ocurre sólo ahora. Lleva ocurriendo dos siglos o más. En esta misma columnata hemos recordado cómo hasta el diputado extremeño José de Espronceda se refirió en 1842 a las agresiones que la España callada sufría a manos de la todavía entonces España gritona, mezquina y acaparadora. Y lo hizo en su calidad de diputado del Congreso: "Protesto del modo más solemne que en este momento no me considero sólo diputado por Andalucía; soy representante de la nación, y como tal manifestaré lo que crea más conveniente". Con un par, hoy añorado y, aunque poeta, resultó ser, sorprendentemente para José Luis Abellán, un experto en cuestiones económicas que denunció cómo la primera burguesía catalana trataba de apoderarse de la industria textil con la táctica de prohibir su desarrollo en otras regiones de España.
Cierto que es que hay una España vacía. Y es importante, aunque lo es más que haya una España seca con restricciones de agua y una España húmeda sobrada de caudal siendo como somos una única nación. ¿Qué fue del Plan Hidrológico Nacional? ¿Y qué fue de las tantas desaladoras que se prometieron después de liquidarlo felonamente? Pues muchísimo más grave y peligroso es que haya una España privilegiada en los territorios vascos y catalanes y una España esquilmada y doblegada en las demás regiones. No sólo es algo groseramente anticonstitucional sino que atenta contra la más sencilla idea de bien común y solidaridad, idea que el PSOE de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez (y el PP desde 1996), traicionaron.
También hay una España callada, que es la mayoría silenciosa de sus 47,3 millones de habitantes y que sigue habiendo, no ya unos partidos regionales egoístas, vocingleros y chillones, sino unos partidos anti-España que quieren medrar a costa de la distribución irregular y chantajista de los recursos de todo el Estado y de la Unión Europea. Si antes estos partidos eran de la derecha más reaccionaria, racista y vaticanista, ahora están en manos de una izquierda filogolpista inspirada por una deriva igualmente reaccionaria (Félix Ovejero).
Esta España silenciosa, que lleva camino de ser silenciada golpe a golpe si no despierta de su siesta política inducida por los partidos traficantes de sus votos, es la España, ya intuida por Galdós, que trata de sobrevivir y que se esfuerza, bien lejana a regalías, dispensas y mamandurrias de todas las cúpulas políticas y económicas. Esta es la España que podría decidir, si se la animara a ello, el futuro de la nación para varias generaciones alejando del poder y del dinero público a quienes cultivan una Anti-España a su costa.
En Madrid, esa España callada ha recobrado el habla por los codos porque se la está despertando, bien con rejones fiscales y banderillas negras sectarias, bien con el valor y la claridad que la situación exige. Pero no en las demás regiones. Esa España callada –menos mal que lo dijo Francisco Umbral– es el "macizo del país, macizo de la raza". Y sigue: "Las clases medias españolas son conservadoras, biempensantes, un poco de Salmerón o un poco de Franco, según, pero constituyen la inmensa factoría humana que hace andar esto, la extensión gris marengo —como titula Luis Otero— de una España callada, artesanal, funcionarial, de una España nada fanática y un algo ilustrada…".
Corregiré al maestro porque buena parte del estamento asalariado español ya forma parte de este conglomerado que el PSOE ha abandonado en manos de los buro-señoritos vasco-catalanistas, que no de sus ciudadanos, y que el PP y Vox –Cs ya no cuenta—, no logran animar porque lo que las animará será un proyecto nacional de larga duración que no aciertan a representar. Costó mucho a muchos, no tanto al PP ni a Cs, pero Andalucía se despertó tras 36 años de blasinfantilismo excretado por el PSOE. Las demás regiones españolas también van a despertar, pero se necesitan al frente barones o baronas ilustres que pierdan el miedo a decir al pan, pan y al vino, vino.
Qué bien lo explicó Pérez de Guzmán a su tío y recogió Menéndez Pelayo:
Non quedó España callada
e muda en las istorias
por defectos de victorias
nin de virtudes menguada;
mas porque non fue dotada
de tan alto pregonero,
como fue Grecia de Omero
en la famosa Ilïada.
Pregoneros de la España callada, ¿dónde estáis? Explicad a todos que la batalla que viene es en defensa propia frente a los saqueadores, desmoralizadores y desigualadores que nos están robando presupuestariamente sin descanso con la boca llena de las palabras "democracia" y "libertad". Nunca se vio, ni se verá, tamaña impostura.
