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Antonio Robles

"Queremos decidir y decidiremos independencia"

Si esta es la desinflamación y la pacificación de Cataluña, Putin es la encarnación de la Madre Teresa de Calcuta.

Pere Aragonès, en el Parlamento de Cataluña. | EFE

Si alguien tenía alguna duda, el president de la Generalitat lo zanjó de un plumazo en su discurso de navidad: "Volem decidir i decidirem independencia". Así lo recogía en portada El Punt Avui y lo recreaban todos los medios del régimen. Si esta es la desinflamación y la pacificación de Cataluña, Putin es la encarnación de la Madre Teresa de Calcuta.

El republicano Pere Aragonès no se conformó con mostrar a Sánchez el objetivo, sino también en marcar la hoja de ruta al Estado. Se lo resumiré: hay un conflicto con el Estado que debe ser resuelto votando en referéndum. La Generalidad determinará las condiciones de ese derecho a decidir. El año 2023 la Generalitat lo concretará con una Ley de Claridad consensuada con el Estado. Es la vía democrática catalana. ¡Viva Cataluña y viva la Libertad! Mesa de diálogo, democracia y bla, bla, bla…

Por si Pedro Sánchez no se había enterado, la Cataluña nacionalista sigue en conflicto con el Estado, sigue creyendo tener potestad para imponerle las condiciones de un referéndum de autodeterminación y, mientras viene ese feliz día, en Cataluña no hay libertad. Esta es la paz sanchista. Para acabarla de rematar, Pedro el pacificador les ha contestado con determinación: "Podrán reclamar lo que quieran, pero no se va a producir". Presto estaba para volverle a llamar mentiroso y vende burras, pero enseguida he reparado que era "El día de los Santos Inocentes". Está en todo.

El conflicto sigue, y más de la mitad de Cataluña lo padece. No la mitad nacionalista, sino la obrera, la constitucionalista y en general la excluida por la casta nacionalista catalanohablante. Aquella mitad excluida sigue a la intemperie sin que Sánchez repare en ella. Especialmente en sus derechos lingüísticos, culturales y nacionales. Ya es mala suerte que coincida en las portadas de "El Día de los Santos Inocentes" la nueva sentencia del TSJC obligando a la Generalidad a dar clases en castellano. Una nueva inocentada.

Para los no iniciados en los camuflajes del nacionalismo catalán, ya nos detendremos otro día con los detalles de la inconstitucionalidad del referéndum, de la soberanía nacional, de las mayorías reforzadas si un día fuera posible, o de la ley de Claridad del Canadá. Pequeños detalles que se pasan por el forro los prohombres nacionalistas, y simulan desconocer los chamanes del gobierno español.

Prefiero contrastar tanta inflamación nacionalista con el discurso sosegado y firme del Rey Felipe VI cuatro días antes. Nunca antes en su reinado lo tuvo tan difícil, si siquiera el 3 de Octubre de 2017. En aquel discurso memorable tenía al gobierno de la nación y a la oposición constitucionalista con él, pero en éste ni siquiera el gobierno. Las últimas decisiones de éste le habían desautorizado. Todo cuanto sostuvo el 3 de Octubre sobre la sedición, su llamada a los poderes legítimos del Estado a actuar contra quienes se habían rebelado contra la Constitución y su promesa entrañable de no dejar solos a aquellos que habían sido excluidos en Cataluña, solo servía ahora para humillarle. El Gobierno de la nación con los indultos, la anulación del delito de sedición y la disminución de la malversación desautorizaba al Tribunal Supremo, dejaba todo nuestro sistema penal en Europa a los pies de los caballos, y el papel de arbitraje y neutralidad del Rey, en ridículo. ¿Cómo afrontar un discurso como jefe de Estado de una monarquía parlamentaria sin invadir el terreno político que la Constitución regula? ¿Cómo ser símbolo de unidad, continuidad y permanencia del Estado constitucional con funciones de neutralidad, moderación y arbitraje con un Ejecutivo que los estaba cuestionando?

Una obra de orfebrería. Su discurso de Navidad estuvo tan alejado de la estridencia y eficaz en defensa de la soberanía, la unidad y el Estado de Derecho como el del 3 de Octubre de 2017. Por una vez, el Gobierno-PSOE de Pedro Sánchez y la oposición se sintieron representados en él. Y las instituciones a salvo. Por fin el TC al completo. Los enemigos de siempre, a lo suyo. "No podemos dar por hecho todo lo que hemos construido". Este Rey está demostrando cordura e inteligencia a raudales.

Las comparaciones son odiosas, pero nunca el discurso de un republicano fue tan sectario, ni el de un Rey, tan republicano. Mis respetos.

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