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Cristina Losada

Machismo, sociedad, negacionismo y punto

Lo único que no se les ocurre, en esta búsqueda de la causa perdida, es que su propia política esté radicalmente equivocada.  

Lo único que no se les ocurre, en esta búsqueda de la causa perdida, es que su propia política esté radicalmente equivocada.  
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell y la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez. | EFE

Ciertos partidos de izquierda de todos conocidos tienen las cosas mucho más claras cuando no gobiernan. Si están fuera del Gobierno y hay un número alarmante de asesinatos de mujeres a manos de parejas o exparejas, el caso lo tienen clarísimo y listo para sentencia (política). La tal sentencia condenará como responsable al Gobierno de derechas de turno, porque no pone los medios suficientes o reduce los fondos para la lucha viogen, y denunciará que la derecha no quiere acabar con la lacra, porque en el fondo, y no tan en el fondo, es machista. Y negacionista. Y lo es a perpetuidad.

Cuando estos partidos que conocemos están en el Gobierno, como sucede ahora mismo, y se encuentran con un número alarmante de asesinatos de mujeres, entonces se emborrona tremendamente la claridad. No puede haber falta de fondos ni se pueden haber empleado mal. Quizá digan que faltan medios, porque siempre faltan, pero lo van a decir como si esa carencia fuera ajena a sus decisiones. Señalarán, como primera causa, al machismo, y van a subrayar que es estructural para significar que necesitan mucho más tiempo para erradicarlo, pero no hay un responsable político evidente, como cuando gobiernan los otros. Aún así relacionarán, como han hecho ahora, a los negacionistas con el repunte. Lo único que no se les ocurre, en esta búsqueda de la causa perdida, es que su propia política esté radicalmente equivocada.

Al contrario. Tienen su política por indiscutible. Y como es indiscutible, no la van a cuestionar. Sean cuales sean los resultados. Si hay menos víctimas, será gracias a su política. Si hay más víctimas, no tendrá nada que ver con su política. La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género pidió el otro día que no se hiciera alarmismo con los asesinatos de mujeres. No alarmen, piden los que más han alarmado. Los que presentan como tenebrosa y dramática la situación de las mujeres en España, los que aseguran que las españolas están sometidas a todo tipo de violencias "normalizadas", piden que no haya alarmismo cuando se encuentran frente a frente con un cúmulo de asesinatos. Es la sociedad, mala, mala; es el machismo, estructural; es el hombre, criminal; es el negacionismo, fatal; pero su política nunca tiene culpa de nada.

Tenían razón las que firmaron un manifiesto, allá en 2006, en el que decían que era un error sentar la idea del "impulso masculino de dominio" como "único factor desencadenante o como el aspecto determinante" de la violencia. "Toda una serie de cuestiones", decían algunas de las pioneras del feminismo español, "quedan difuminadas si se insiste en el género como única causa". Y tienen razón investigadoras como Limor Gottlieb, que dicen que la "violencia doméstica nunca dejará de existir mientras la expliquemos por el patriarcado". Hoy les colocarían a todas el sambenito negacionista y p’alante. El Gobierno más feminista de la Historia y de la galaxia, no tiene nada que revisar ni enmendar en su enfoque y en su praxis, por más asesinatos de mujeres que haya. Aunque ha dicho Victoria Rosell que no son tantos. Cuando llegue otra vez al Gobierno la derecha, ya serán más, sonarán a tope las alarmas y las causas estarán mucho más claras.

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