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Pedro de Tena

La subversión antiespañola de Pedro Sánchez no se puede resumir en 249 palabras

Lo dije ya una vez: votar en defensa propia es impedir que este sujeto sin escrúpulos siga en La Moncloa.

Lo dije ya una vez: votar en defensa propia es impedir que este sujeto sin escrúpulos siga en La Moncloa.
Pedro Sánchez | Europapress

Se ha muerto uno de los pensadores e historiadores más importantes de los últimos tiempos: Paul Johnson. Británico, católico y conservador fue capaz de resumir todo un siglo, el pasado siglo XX, en un extraordinario libro que puede recomendarse sin prevención alguna, muy esencialmente a los jóvenes. Tiempos modernos, se llama, y comienza situando el principio de la centuria pasada en la certificación casi definitiva de la exactitud provisional de la teoría de la relatividad de Einstein (1919). Contrariamente al marxismo, que no exige demostraciones sino sumisión y creencia, el físico alemán se autoexigía pruebas decisivas para aceptar que su teoría era digna de consideración. Una de ellas, no la única ni la última, fue la colección de fotografías tomadas por el equipo de Eddington que mostraban cómo la gravedad lograba curvar la luz según la predicción de Einstein.

El famoso arquitecto, inventor y visionario Richard Buckminster Fuller intentó resumir dicha teoría en un telegrama de 249 palabras que se hizo famoso a partir de 1936, aunque el propio Eddington había sentenciado que, salvo él mismo y tal vez algún otro, nadie entendía realmente el significado de la relatividad.

La explicación resumida es un arte difícil puesto que al profundo conocimiento de la realidad que pretende reducirse al mínimo verbal inteligible, es preciso sumar la elección de unas palabras sencillas que no traicionen la complejidad de lo tratado. Si volvemos al mencionado libro de Johnson, nos encontraremos con que en su capítulo 9, titulado "El momento culminante de la agresión", da una gran importancia a la guerra civil española, cuyo desarrollo explica y resume. De hecho, considera a España una víctima seleccionada por el antagonismo entre totalitarios (Mussolini, Hitler y Stalin) para un experimento esencial en una nación débil, no inmersa en la dinámica bélica de los demás estados europeos (no intervino en la Primera Guerra Mundial), lejana a los totalitarismos y de gran influencia en el catolicismo mundial.

"Por eso la guerra civil española exhibe perfiles tan peculiarmente trágicos. La infección penetró a través del Partido Socialista (PSOE) y luego se extendió. Como dijo Salvador de Madariaga, ‘lo que originó la inevitabilidad de la guerra civil española fue la guerra civil en el seno del Partido Socialista’. Pero el gran beneficiario de la tragedia iba a ser Stalin que consideraba el Frente Popular su caballo de Troya en Europa. Johnson recoge las palabras del búlgaro Dimitrov —entonces íntimo del monstruo y uno de los pocos que no fue asesinado por él—, en el VII Congreso de la Comintern de agosto de 1935. Dimitrov se refirió a la idea de un Frente Popular, el español fue una variante, de este modo: "Camaradas, ustedes recordarán el antiguo relato de la captura de Troya […] El ejército atacante pudo alcanzar la victoria sólo cuando, con la ayuda del famoso caballo de Troya, logró penetrar en el centro mismo del campo enemigo’. En España, la creciente influencia comunista en el PSOE y el crimen sin freno contra enemigos y adversarios, fue el caballo de Troya denunciado, revelado y combatido por ‘la mitad de la nación que no se resignará a morir’".

Pedro Sánchez protagonizó desde el principio una guerra civil dentro del PSOE –ay, Susana Diaz—, que los que sabían quién era y adónde iba no pudieron ganar gracias al apoyo que Podemos, los separatismos y ETA prestaron al intruso designado por no se sabe aún qué poder externo que, desde el 11-M de 2004, seleccionó a España para su propósito. Sabemos, eso sí, qué deseaba ese gran poder clandestino: dinamitar la nación española reventando el proceso de reconciliación y de integración de España en una democracia liberal capaz de irradiar ejemplaridad en los continentes europeo y americano.

El carácter de "impostor" de Pedro Sánchez ha sido detectado por muchos, dentro y fuera de su partido. De haber sido un intelectual, podría haber sido incluido en una edición revisada del libro de Johnson Los intelectuales. Pero, claro, a pesar de que muchos de los que trata documentadamente en ese libro eran farsantes e impostores, comparar a Rousseau, Marx, Hemingway, Brecht o Sartre con este individuo plagiario y embustero sería un exceso. Este tipo es mucho peor.

Desde su engaño a los españoles sobre su formación académica a su mentira política probada sobre las alianzas postelectorales; desde su manipulación de la justicia para dar un golpe-moción de censura a un rajado Rajoy a su marginación del Parlamento en plena crisis sanitaria; desde su trola de una comisión de expertos asesora del gobierno durante el Covid a la cesión a Marruecos del Sáhara español sin consulta alguna previa con nadie que se sepa y desde hace unos días, la ocupación del poder judicial para hacer posible la desmoralización, la desconstitucionalización y la ruptura de España y su desastrosa gestión energética, económica y social, que supone haber dejado sin confort, sin ahorros y sin futuro a la mayor parte de la población, sobre todo a los más pobres, Pedro Sánchez es lo peor que le ha pasado a España desde 1978.

Desafío a quien quiera a que resuma en 249 palabras las fechorías de este felón malvado de la historia de España. Se logre o no, debe saberse que más de la mitad de la nación española que no nos resignamos a este destino vamos a defendernos y vamos a impedir que convierta la España democrática, con sus defectos, en un erial para el mangoneo fatal de él mismo y sus sórdidos mentores. Lo dije ya una vez: votar en defensa propia es impedir que este sujeto sin escrúpulos siga en La Moncloa.

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