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EDITORIAL

El "poliamor": separatistas, feministas y un agente seductor

Una parte del feminismo está logrando banalizar los delitos sexuales con acusaciones insostenibles que llaman a la carcajada.

Cinco mujeres "activistas" de colectivos antisistema de orientación independentista han denunciado a un policía por abuso sexual continuado y los delitos de tortura y contra la integridad moral, revelación de secretos y vulneración del ejercicio de los derechos cívicos. Se trata de mujeres que mantuvieron relaciones sexuales ("sexoafectivas" en su jerga) con un agente que supuestamente se infiltró en círculos okupas y separatistas en Barcelona y que se hacía llamar "Dani".

Las "revelaciones" de un medio de la cuerda de estas "activistas" pusieron al descubierto la presunta operación y la identidad del agente, que se habría acostado con hasta al menos ocho mujeres y con alguna de ellas habría mantenido relaciones duraderas sin advertir a sus parejas de su profesión. Ahora, cinco de estas mujeres "orientadas" por el colectivo Irídia (que se dedica a denunciar a agentes de policía gracias a las subvenciones del Ayuntamiento de Colau, la Generalidad catalana, el Gobierno y hasta de organizaciones no gubernamentales que en teoría se dedican a combatir el hambre en el mundo) y el sindicato CGT han decidido denunciar al agente, a sus superiores y al ministerio de Interior con el alegato de que si hubieran sabido que "Dani" era policía no habrían mantenido con él relaciones de ningún tipo.

Los argumentos esgrimidos por sus abogadas son de una inconsistencia apabullante, sobrepasan el ridículo y demuestran un odio enfermizo. Sostienen que el consentimiento de sus patrocinadas está viciado porque desconocían la profesión de su ocasional amante y porque creen, sin aportar prueba alguna, que el policía practicante del poliamor las seducía con el único propósito de obtener información sensible sobre las actividades en las que pudieran estar implicadas. Una suma de incongruencias y disparates que pone de manifiesto hasta qué punto una parte del feminismo está logrando banalizar los delitos sexuales con acusaciones insostenibles que llaman a la carcajada.

El hilarante caso también revela la psicosis independentista, esa disparatada creencia de que el Estado utiliza cualquier herramienta para infiltrarse en los movimientos que dan sustento a sus reivindicaciones, esos grupos cuyos jóvenes son utilizados como carne de cañón en las manifestaciones separatistas, que suelen degenerar en graves actos de violencia, mientras sus jefes políticos llegan a acuerdos con el Gobierno de Sánchez y Podemos o se dan la vida padre en Bélgica.

Que los partidos independentistas y hasta el propio gobierno de la Generalidad exijan explicaciones al Ministerio del Interior denota un grave deterioro en la percepción de la realidad y el sentido común. Las andanzas del agente, estuviera infiltrado, de paso o disfrutando de su tiempo libre fuera de servicio, han tenido la virtud de retratar tanto al feminismo que banaliza los delitos sexuales por la vía de convertirlo todo en un delito contra las mujeres como a un independentismo que pretende conseguir sus objetivos sin asumir coste alguno, salvo, claro está, el deterioro de las instituciones, de la democracia , de la convivencia y de la economía. Por no hablar de la vulneración de los derechos civiles de más de la mitad de la población de Cataluña.

"Dani", el policía del amor, el agente seductor ("el tipo de tío que te crees que no existe", según declaró una de sus exnovias "activistas") ha destapado las vergüenzas de ese independentismo y de esos antisistema que ahora corren a utilizar a cinco mujeres para sus propósitos en contra del Estado. Si de algo son víctimas no es del Estado, que en absoluto las ha violado por persona interpuesta, tal como sostienen, sino de quienes dicen arroparlas y las conducen ante un juzgado con una denuncia inaudita que sólo las perjudica y que además provoca sonrojo y vergüenza ajena.

Pasa que hablamos de Cataluña, donde un juez acaba de procesar a 45 agentes del Cuerpo Nacional de Policía por su brillante y contenida actuación durante el golpe de Estado. Y es el antedicho colectivo Irídia quien ejerce de acusación y quien aportó el material supuestamente incriminatorio, las grabaciones con el móvil de los independentistas que acudieron a la llamada de la Generalidad golpista el 1-O, ese día de 2017 en el que unos policías cumplieron con su deber mientras los Mossos d'Esquadra facilitaban por activa o por pasiva la comisión de un golpe de Estado.

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