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EDITORIAL

UEFA, Liga o tribunales: el Barcelona debe ser castigado

La amenaza es muy seria porque el organismo que rige el futbol en Europa no necesita de una sentencia judicial para establecer sanciones.

Mientras los dirigentes del Barcelona se defienden prometiendo querellas a periodistas, el llamado Barçagate ha dado este jueves un giro no por más esperado menos importante: la UEFA ha empezado a investigar el asunto y en unas pocas semanas podría haber un castigo deportivo para el club culé.

La amenaza es muy seria porque el organismo que rige el futbol en Europa no necesita de una sentencia judicial para establecer sanciones: basta con que tenga la certeza de que "un club ha estado directa o indirectamente involucrado en cualquier actividad dirigida a arreglar o influir en el resultado de un partido" tanto en una competición internacional como nacional.

Más allá de que algunos de los delitos presuntamente cometidos hayan podido o no prescribir, o de que pueda resultar más o menos difícil demostrar en un tribunal que el Barcelona recibió o no contraprestaciones a cambio de sus millonarios pagos, es muy difícil no pensar que ha habido cuanto menos un intento de alterar la competición.

Además, las sospechas se confirman cuando se ve la actitud de un Barcelona que ha mentido en las sucesivas fases del proceso, por ejemplo cuando ocultó a Hacienda el papel de Joan Laporta en la recontratación de Negreira en 2005.

Hay, por tanto, un peligro muy real de que la UEFA sancione al Barcelona, lo que supondría que el club culé no podría participar en las competiciones europeas una o varias temporadas. Sería un castigo tremendo para un club que ya atraviesa una situación mucho más que complicada: a los malos resultados deportivos –aliviados sólo en una pequeña parte por su posición en la Liga– se une ahora el desprestigio que está acarreando este escándalo y, sobre todo, los gravísimos problemas económicos que se dispararían sin la ingente inyección de dinero que suponen las competiciones internacionales.

Pero no sólo sería justo, sino que es imprescindible: es evidente que o los dirigentes del Barcelona son los más estúpidos del mundo y han pagado a precio de platino unas chapuzas infectas de informes, o han intentado comprar los títulos obtenidos durante los últimos años, sobre las que ya hay una sombra que no los abandonará nunca.

Lo hagan la UEFA, la Liga o los tribunales, el Barcelona debe ser castigado y debe serlo en el plano que más daño le hace: el deportivo, que es además aquel en el que han impactado, presuntamente, los supuestos delitos cometidos. Y sin ese castigo a partir de ahora cualquier competición en la que participe el club que presumía de valors mientras pagaba a Negreira quedará bajo algo más que la sombra de la sospecha.

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