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Santiago Navajas

¿Deberíamos prohibir a Ana Obregón tener hijos?

No me gusta moralmente ni la gestación subrogada ni la prostitución, pero no trataré de prohibirlas porque no hacen daño físico ni moral a terceros.

No me gusta moralmente ni la gestación subrogada ni la prostitución, pero no trataré de prohibirlas porque no hacen daño físico ni moral a terceros.
Ana Obregón. | Cordon Press

"¿Por qué nos importa tanto lo que hagan los demás?". La filósofa trans Judith Butler se hacía esta pregunta de espíritu inequívocamente liberal cuando le plantearon la posibilidad de la gestación subrogada. Y seguía argumentando en modo liberal: "Hay diferentes formas de ganarse la vida y la subrogación es una de ellas". Otra es la prostitución, por ejemplo.

Particularmente, no me gusta moralmente ni la gestación subrogada ni la prostitución. Y trataré de convencer a quien pretenda ejercer una u otra que no las lleven a cabo. Pero no trataré de prohibirlo porque no se hace un daño físico ni moral a terceros. No me entra en la cabeza que alguien pretenda tener hijos o sexo contratando a personas para que realicen la tarea de gestar y mantener relaciones sexuales. Pero mucho menos me entra en la cabeza que se pueda prohibir a alguien realizar un servicio libremente siempre que no se haga un daño grave, irreversible y permanente. Por esta regla de tres tiene sentido prohibir la ablación ritual del clítoris realizada en algunas culturas, pero no la circuncisión ritual en los niños dentro de diversas religiones.

Como suelo decir, los conservadores y socialistas son liberales... con unos años de retraso. Del mismo modo que en el caso del divorcio o el matrimonio entre homosexuales, también la gestación subrogada terminará imponiéndose legalmente. Lo que es innegable es que la gestación subrogada implica más bebés y más familias, por lo que en el fondo es una medida innegablemente que han de promover los conservadores. Los prejuicios contra la innovación tecnológica aplicada a la reproducción hizo que en su día hubiese obispos que cargaran contra la fecundación in vitro tildándola de "aquelarre químico". Pero, imagino que después de cientos de miles de nacimientos de bebés-probeta desde Louise Brown en 1978, nadie los considera criaturas del diablo.

Desde la Ley del Divorcio en 1981 a la Ley del Matrimonio Homosexual en 2005, en general, tanto conservadores como socialistas han asumido que las leyes sociales de inspiración liberal hacen más bien que mal. La tarea consiste en hacer una buena labor legislativa, de modo que la regulación sea lo más fina, sofisticada y adecuada posible. Cabe, por ejemplo, establecer límites de edad en la gestación subrogada, del mismo modo que se contempla en la adopción, para proteger al sujeto fundamental de derechos en estos casos: el bebé. En el caso de la adopción se requiere que la diferencia de edad entre adoptante y adoptando sea de, al menos, dieciséis años y no podrá ser superior a cuarenta y cinco años (además de aptitudes específicas psicológicas, económicas, etc.). Siguiendo el mismo criterio, Ana Obregón no habría sido susceptible de ser candidata a la gestación subrogada. Pero esto es un argumento a favor de una legalización internacional con criterios comunes.

Por todo ello, no es de extrañar que Feijóo se haya sumado al frente abierto en su día por Ciudadanos y se abra a legalizar la gestación subrogada. Se plantea solo de forma altruista, pero también se considera altruista la donación de óvulos, contra la que no protesta casi nadie, y hay una sustanciosa compensación por las molestias. Cabe destacar que también Feijóo acepta la ley del aborto. En ambos casos es porque en la derecha también hay mujeres que abortan y hay parejas que desean tener hijos por gestación subrogada, bien por parejas homosexuales o por heterosexuales que no pueden tener hijos por la razón que sea.

El principio liberal de autonomía enunciado por John Stuart Mill es fundamental en el caso de la gestación subrogada:

La única razón que puede tener una comunidad para proceder contra uno de sus miembros es la de impedir que perjudique a los demás. No es razón bastante la del bien físico o moral de este individuo.

Teniendo en cuenta, además, que a diferencia de otras leyes como la del aborto y la eutanasia no sólo no se produce ningún daño a nadie sino que es una situación de suma más que positiva: no solo ganan todas las partes, de la gestante a los padres por delegación pasando, y esto es lo más importante, por la nueva vida, sino la sociedad en su conjunto gracias al nuevo nacimiento y lo que supone en términos morales, políticos, económicos y sociales.

En Génesis, 1: 28 leemos:

Bendíjolos Dios, y díjoles Dios: ‘Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla’

En este caso, no nos pueden decir que el liberalismo es pecado y los liberales somos luciféricos. Al contrario, llevamos el mandato bíblico hasta el infinito y más allá.

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